Té en armonía
Una joven sommelier venezolana, apasionada por esta milenaria bebida, propone sutiles combinaciones para disfrutar en la mesa.
por ADRIANA GIBBS | DOMINGO 12 DE JULIO DE 2015
Foto: Gabriela Pietro
Para Gabriela Prieto, sommelier venezolana, el té es un momento de encuentro con uno mismo y con el otro. Ella se graduó en Argentina y ahora está radicada en Barcelona; allí, en un establecimiento llamado Artte, es la encargada del área del té. Ella, además, cultiva su gusto por esta bebida en su blog Teascopia y acá, para los lectores de Estampas, propone combinaciones de disfrute en la mesa:
"Por su gran variedad de aromas y sabores se ha convertido en un ingrediente clave en la alta gastronomía. Cada vez es más frecuente encontrar salsas, cocteles y postres preparados con té. Pero su versatilidad es tal que también nos abre un sinfín de posibilidades a la hora de acompañar comidas y jugar con sus diferentes sabores, texturas y temperaturas para lograr armonías gastronómicas", afirma Prieto.
La regla de oro, enfatiza, es que al juntar un acompañante al té, debe realzar y acentuar su sabor, nunca opacarlo. "Lo primero, detalla, es conocer las principales clases de té:
Blanco: Es elaborado con las hojas y los brotes más tiernos del arbusto del té, los cuales se secan al sol inmediatamente después de su recolección, y solo puede cosecharse en ciertos días del año. "El té blanco es uno de los más ricos en antioxidantes naturales", resalta.
Verde: Conocido como té "no fermentado", es elaborado con hojas que se cuecen al vapor lo antes posible después de ser recogidas a fin de detener el proceso de oxidación.
Oolong: Producidos principalmente en Taiwán, donde son conocidos como tés "azules", constituyen una categoría a medio camino entre el té verde y el té negro. Se deja que las hojas se marchiten y, luego, el proceso de oxidación se acelera frotándolas o enrollándolas.
Puerh: También es conocido como té rojo; su nombre proviene de su región de origen: Pu'er de Yunnan, China. "Posee unas notas de cata muy particulares: un aroma y sabor a tierra y madera húmeda con cierto dejo frutal".
Negro: El tradicional té británico es preparado con hojas de té que han sido oxidadas por completo para producir un color oscuro y un sabor fuerte.
A continuación, Prieto detalla opciones para disfrutarlas:
"El té blanco, por su delicadeza, es preferible combinarlo con comidas ligeras, sin aderezos ni especias.El té verde se acopla prácticamente a cualquier plato dulce o salado. En Japón suele ser el acompañante habitual del pescado. Además, limpia el paladar de grasa. El oolong es ideal para acompañar tartas y pasteles, quesos, arroces, aves y verduras. El té negro marida bien con dulces con crema, especias, quesos, chutneys, pescados ahumados y chocolate.El puerh, el único tipo de té fermentado, combina bien con comidas ricas en grasas. Perfecto con la comida china".
Quizá, invita Gabriela, sea hora de sentarnos para una buena conversación ante una buena taza de té.
"Por su gran variedad de aromas y sabores se ha convertido en un ingrediente clave en la alta gastronomía. Cada vez es más frecuente encontrar salsas, cocteles y postres preparados con té. Pero su versatilidad es tal que también nos abre un sinfín de posibilidades a la hora de acompañar comidas y jugar con sus diferentes sabores, texturas y temperaturas para lograr armonías gastronómicas", afirma Prieto.
La regla de oro, enfatiza, es que al juntar un acompañante al té, debe realzar y acentuar su sabor, nunca opacarlo. "Lo primero, detalla, es conocer las principales clases de té:
Blanco: Es elaborado con las hojas y los brotes más tiernos del arbusto del té, los cuales se secan al sol inmediatamente después de su recolección, y solo puede cosecharse en ciertos días del año. "El té blanco es uno de los más ricos en antioxidantes naturales", resalta.
Verde: Conocido como té "no fermentado", es elaborado con hojas que se cuecen al vapor lo antes posible después de ser recogidas a fin de detener el proceso de oxidación.
Oolong: Producidos principalmente en Taiwán, donde son conocidos como tés "azules", constituyen una categoría a medio camino entre el té verde y el té negro. Se deja que las hojas se marchiten y, luego, el proceso de oxidación se acelera frotándolas o enrollándolas.
Puerh: También es conocido como té rojo; su nombre proviene de su región de origen: Pu'er de Yunnan, China. "Posee unas notas de cata muy particulares: un aroma y sabor a tierra y madera húmeda con cierto dejo frutal".
Negro: El tradicional té británico es preparado con hojas de té que han sido oxidadas por completo para producir un color oscuro y un sabor fuerte.
A continuación, Prieto detalla opciones para disfrutarlas:
"El té blanco, por su delicadeza, es preferible combinarlo con comidas ligeras, sin aderezos ni especias.El té verde se acopla prácticamente a cualquier plato dulce o salado. En Japón suele ser el acompañante habitual del pescado. Además, limpia el paladar de grasa. El oolong es ideal para acompañar tartas y pasteles, quesos, arroces, aves y verduras. El té negro marida bien con dulces con crema, especias, quesos, chutneys, pescados ahumados y chocolate.El puerh, el único tipo de té fermentado, combina bien con comidas ricas en grasas. Perfecto con la comida china".
Quizá, invita Gabriela, sea hora de sentarnos para una buena conversación ante una buena taza de té.
No hay comentarios:
Publicar un comentario