Carlos Fierro con un grupo de egresados del Diplomado en Gastronomía de la UJAP

Carlos Fierro con un grupo de egresados del Diplomado en Gastronomía de la UJAP
Carlos Fierro con un grupo de egresados del Diplomado en Gastronomía de la UJAP del cual fue su Coordinador al inicio. GASTRONOMIA (del griego γαστρονομία)es el estudio de la relación del hombre con su alimentación y su medio ambiente o entorno.Gastrónomo es la persona que se ocupa de esta ciencia. A menudo se piensa erróneamente que el término gastronomía únicamente tiene relación con el arte culinario y la cubertería en torno a una mesa. Sin embargo ésta es una pequeña parte del campo de estudio de dicha disciplina: no siempre se puede afirmar que un cocinero es un gastrónomo. La gastronomía estudia varios componentes culturales tomando como eje central la comida.Para mucha gente, el aprender a cocinar implica no solo encontrar una distracción o un pasatiempo cualquiera; pues cocinar (en un término amplio) es más que solo técnicas y procedimientos... es un arte, que eleva a la persona que lo practica y que lo disfruta. Eso es para mi la cocina, con mis obvias limitaciones para preparar diversos platillos, es una actividad que disfruto en todos sus pasos, desde elegir un vegetal perfecto, pasando por el momento en que especiamos la comida, hasta el momento en que me siento con los que amo a disfrutar del resultado, que no es otro más que ese mismo, disfrutar esta deliciosa actividad o con mis alumnos a transmitirles conocimientos que les permitirán ser ellos creadores de sus propios platos gracias a sus saberes llevados a sabores

domingo, 3 de enero de 2016

De acuerdo con los especialistas en alimentación, existe un diálogo especial entre el plato y el comensal, porque sea éste de cerámica o plástico, entiende de historia. En la Alta Edad Media –sostienen estudiosos de renombre– “existía una civilización de la leche y la mantequilla”.

El plato no olvida


Suele existir un atributo en el plato del ciudadano que el poder no tiene en cuenta. Tiene memoria. No olvida, sino cuando quiere.
En los amaneceres, el mediodía y la cena, el plato no necesita la televisión ni el noticiero de radio para tomarle el pulso al presente y al mañana. Por no comprender el razonamiento del plato, en algunos países del mundo el poder recurre al absurdo.
Cuentan mis colegas en el extranjero que en los laboratorios del poder inventan ante el plato vacío slogans “geniales” como éste: “Pero tenemos patria”.
En La Sorbona o las escuelas de Economía de Harvard o Chicago miden el potencial de los aspirantes a ingresar a cursos cortos con una pregunta envenenada: “Diga usted cómo se hace para que en 24 horas un alimento como el huevo de gallina se convierta en caviar. Cite un ejemplo”.
I
De acuerdo con los especialistas en alimentación, existe un diálogo especial entre el plato y el comensal, porque sea éste de cerámica o plástico, entiende de historia. En la Alta Edad Media –sostienen estudiosos de renombre– “existía una civilización de la leche y la mantequilla”.
Con las salvedades que el profesor de la Sorbona Edouard Perroy señala sobre las dificultades de dividir la historia de la civilización en fragmentos precisos, se admite que eso de la leche y la mantequilla ya existía antes del año mil. ¿Cómo es posible volver esos dos alimentos milenarios en escasos o inexistentes en una nación en el siglo XXI? “Pero tenemos patria” es una explicación que al plato se le atraganta.
Por tanto, lo que al plato hoy no llega no puede etiquetarse siquiera como un “regreso” a la Edad Media. Porque ya en ese período de la historia de las civilizaciones, sobre los alimentos citados o sobre otros prestigiosos y populares como caraotas, garbanzos y lentejas, ya existía conocimiento y memoria.
II
La incapacidad del poder para producir alimentos no es inusual sino frecuente, sostienen los historiadores. Existen relatos precisos desde comienzos del siglo pasado –aseguran- sobre cómo una ideología lo logra. O cómo sin ideología, se puede inaugurar cuatro veces la misma planta de salsa de tomate, sin producir una sola lata que permita enriquecer un plato de pasta.
Desde las cátedras cotidianas del sentido común se afirma que además de memoria, la mesa es el germen de un fenómeno emocional etiquetado como “esperanza”. Eso funciona como en la agricultura – explicaba el profesor Perroy: Hay tiempos de siembra, y de cosecha.

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