Sin recetas en la crianza
por CARLA CANDIA CASADO | imagen: SHUTTERSTOCK | MIÉRCOLES 13 DE ENERO DE 2016
Con frecuencia, las mamás que me siguen a través de las redes sociales me preguntan cómo pueden hacer para que sus niños duerman corrido, coman bien, hagan caso, o no formen berrinches. Y aunque es cierto que, existen herramientas para ayudar en la crianza, las que verdaderamente funcionan provienen del autoconocimiento, la sensatez y el instinto y no de un libro o texto escrito por algún "experto" (no creo en expertos en la crianza porque cada niño es diferente).
Los bebés o niños pequeños, son igual que los adultos; personas, con sus necesidades, deseos, miedos, preferencias y particularidades. Así como no podemos "hacer" que un adulto actúe de determinada manera solo porque queremos, así tampoco lo podemos hacer con los niños. Criar es acompañar en el proceso hacia la independencia, no "domesticar" a alguien para que "sea" como más nos conviene.
No se trata de que no "educar" o de dejar a los niños hacer lo que queramos; se trata de que vamos a entender y respetar sus procesos. Así, lo "natural" es que un bebé que ha pasado nueve meses en el vientre de su mamá; protegido, contenido y alimentado prefiera dormir con ella, a su lado. Por eso, más allá de esperar y tener paciencia, hay poco que se pueda hacer para que un bebé se quede "tranquilito en su cuna". Podemos acompañarlo, en su proceso, colocándolo en su cuna varias veces al día por un rato, quedarnos a su lado y cantarle o hablarle, mecerlo hasta que se calme y volver a intentar, pero más allá de eso no hay una "receta mágica" para que el pequeño duerma toda su noche allí. Algunos niños lo harán con facilidad y sin mayor escándalo pero otros se negarán "rotundamente y con todas sus fuerzas".
Cada niño es único y diferente y por eso intentar usar con uno lo que funcionó con otro no es una fórmula infalible. Yo misma lo puedo ver con claridad, pues mis dos hijos son muy diferentes. Ella durmió en su cuna sin mayor trauma desde el primer día, con él, por los momentos, no ha sido posible. De día ella no se quedaba en su corral, "sillita" o coche, en cambio él puede estar sus buenos 20 minutos "solo" (bajo supervisión).
Me gusta compartir experiencias; contar lo que me funciona a mí y aprender lo que prefieren otras mamás pero no desde el falso supuesto de que son "consejos" pues estoy convencida de que cada mamá sabe lo que es mejor para ella y su familia.
Los bebés o niños pequeños, son igual que los adultos; personas, con sus necesidades, deseos, miedos, preferencias y particularidades. Así como no podemos "hacer" que un adulto actúe de determinada manera solo porque queremos, así tampoco lo podemos hacer con los niños. Criar es acompañar en el proceso hacia la independencia, no "domesticar" a alguien para que "sea" como más nos conviene.
No se trata de que no "educar" o de dejar a los niños hacer lo que queramos; se trata de que vamos a entender y respetar sus procesos. Así, lo "natural" es que un bebé que ha pasado nueve meses en el vientre de su mamá; protegido, contenido y alimentado prefiera dormir con ella, a su lado. Por eso, más allá de esperar y tener paciencia, hay poco que se pueda hacer para que un bebé se quede "tranquilito en su cuna". Podemos acompañarlo, en su proceso, colocándolo en su cuna varias veces al día por un rato, quedarnos a su lado y cantarle o hablarle, mecerlo hasta que se calme y volver a intentar, pero más allá de eso no hay una "receta mágica" para que el pequeño duerma toda su noche allí. Algunos niños lo harán con facilidad y sin mayor escándalo pero otros se negarán "rotundamente y con todas sus fuerzas".
Cada niño es único y diferente y por eso intentar usar con uno lo que funcionó con otro no es una fórmula infalible. Yo misma lo puedo ver con claridad, pues mis dos hijos son muy diferentes. Ella durmió en su cuna sin mayor trauma desde el primer día, con él, por los momentos, no ha sido posible. De día ella no se quedaba en su corral, "sillita" o coche, en cambio él puede estar sus buenos 20 minutos "solo" (bajo supervisión).
Me gusta compartir experiencias; contar lo que me funciona a mí y aprender lo que prefieren otras mamás pero no desde el falso supuesto de que son "consejos" pues estoy convencida de que cada mamá sabe lo que es mejor para ella y su familia.
Mommytip
Al ser los niños seres únicos e individuales, no tiene sentido compararlos con sus pares, ni que tengan la misma edad o incluso los mismos padres. Las comparaciones pueden resultar hirientes y un riesgo para la sana autoestima de los pequeños.
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