En Baltimore las arepas dieron un salto al cielo
Federico Tischler y Enrique Limardo, a cargo del menú del restaurante, suman a la oferta vuelve a la vida, polvorosa de pollo y hervidos
Alma Cocina Latina despertó en Baltimore el gusto por las arepas. La clientela del restaurante se sienta frente al budare a esperar su cocción y elige entre 10 rellenos. Destacan dos: el de pulpo, con mojo de tomate, yerbabuena, cilantro y limón, y el de cangrejo, que llega desde el lago de Maracaibo y es ingrediente del crabcake que lleva la preparación, aderezado con leche de coco, el sofrito de ají y el maíz que lleva.
La arepa de pulpo se llama Luis Brito y es un homenaje al fotógrafo fallecido recientemente en Caracas; la de cangrejo B-More pepeada se creó en agradecimiento a Baltimore, ciudad que acogió a Federico Tischler y Enrique Limardo, los cocineros venezolanos a cargo del menú.
Los sabores restantes son pabellón y reina pepeada –elaborados a partir de la receta original–; pabellón sin carne, con terrina de plátano, caraotas y aguacate; diablito, una mezcla de jamones artesanales; solo queso –cinco tipos, frescos, además de cheddar–; pisillo de raya; asado negro; y black and white, la tradicional dominó.
El menú también ofrece ceviche de pescado con cremoso de batata, jalea de mango verde, erizos y camiguanas fritos; vuelve a la vida –de langosta, mejillón, almejas, vieiras y calamar– con casabe tostado; y tiradito, de mahi mahi curado en azúcar y clavo, envuelto en costra de casabe y aderezado con mojos.
No faltan las ensaladas –una es de plátano verde– ni las sopas: de auyama con mandarina, de caraotas con puré de aguacate, nata y queso crineja, y hervido de res, pescado o pollo. ¿Más? Polvorosa de pollo, pescado frito con tostón y ensalada rallada –que se come con las manos– perro caliente caraqueño, con todas sus salsas y papas fritas con chicharrón, y tequeños. En el menú de postres ganan el arroz con leche, el puré de titiaro, la torta de queso con jalea de mango y el quesillo.
Los cocineros
“Nos interesa demostrar que Latinoamérica es mucho más que México”, dicen Federico Tischler y Enrique Limardo, chefs de Alma Cocina Latina, restaurante de Irena Stein, también venezolana, radicada en Maryland desde hace poco más de 20 años. A finales de 2014, a punto de abrir su negocio, se quedó sin chef y gracias a un amigo entró en contacto con ambos cocineros. Dos meses después abrió el restaurante con un menú que fue muy bien recibido por el personal médico venezolano que trabaja en el Hospital Johns Hopkins de Baltimore, por comensales locales y por un periodista del Baltimore Sun, que esta semana hizo las fotos de los platos que utilizará en una reseña sobre la oferta de Alma. El restaurante está en Boston Street, en el vecindario de Canton, en un edificio donde funcionó una fábrica de latas. Abre de lunes a domingo y las reservaciones deben hacerse a través del 667 212 4273.
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