El bacalao de Nueva Inglaterra en peligro por subida de temperaturas
La investigación revela que, en la última década, las aguas superficiales del océano Atlántico que rodean al Golfo de Maine han incrementado su temperatura más rápido que el 99 % del resto de las aguas oceánicas del resto del mundo entre 2013 y 2014.
Está en peligro la actividad pesquera en esa zona de Estados Unidos (Archivo)
EL UNIVERSAL
viernes 30 de octubre de 2015 10:06 AM
Washington.- La población del bacalao de Nueva Inglaterra, fundamental para la actividad pesquera de la costa noreste de Estados Unidos, está en peligro por la rápida subida de las temperaturas en el Golfo de Maine, según un nuevo estudio publicado hoy por la revista Science.
La investigación revela que, en la última década, las aguas superficiales del océano Atlántico que rodean al Golfo de Maine han incrementado su temperatura más rápido que el 99 % del resto de las aguas oceánicas del resto del mundo entre 2013 y 2014.
Una de las causas de este calentamiento es el desplazamiento hacia el noreste de la corriente oceánica del Golfo, que mueve una gran masa de agua cálida desde el Golfo de México hasta el Atlántico Norte, llegando hasta Escocia y Noruega.
Según el estudio, el rápido calentamiento de las aguas ha reducido el número de huevos de bacalao que ponen las hembras, lo que ha hecho que menos peces jóvenes sobrevivan a la edad adulta y ha disminuido, por tanto, la población total, reseñó Efe.
Durante siglos, el bacalao del Atlántico ha sido un pilar de la pesca y la economía de Nueva Inglaterra, región que abarca a seis estados de EE.UU. y que ha implementado diferentes programas para reducir los niveles de pesca del bacalao con la esperanza de estimular una población en descenso.
En 2010, cuando el número de bacalaos había experimentado fuertes descensos, los pescadores impusieron una serie de restricciones y cuotas sobre la captura de estos animales, pero no lograron hacer crecer la población de estos peces.
Esa fue la razón que impulsó la investigación de un grupo de científicos, liderados por Andrew J. Pershing, del Instituto de Investigación del Golfo de Maine, y que pertenecen a diferentes universidades y centros de investigación de EE.UU., como el Instituto Salk de Estudios Biológicos (California).
Para ver si el calentamiento del océano estaba contribuyendo a reducir la población de bacalao, los científicos recolectaron datos que se remontaban a 1982 sobre la temperatura de la superficie del océano y estudiaron las tendencias de los últimos años.
En su artículo, titulado "La adaptación lenta frente al rápido calentamiento provoca el descenso de la población del bacalao del Atlántico en el Golfo de Maine", los investigadores cuestionan el modelo utilizado en los últimos años para medir la población del bacalao.
Los científicos recomiendan a los pescadores y a las autoridades locales tener en cuenta los recientes datos sobre la temperatura del océano a la hora de hacer estimaciones futuras sobre el número de estos animales y establecer cuotas sobre la cantidad que puede ser capturada.
La rapidez con la que la población del bacalao puede recuperarse es cuestión, ahora, de la buena gestión de las autoridades locales y de la existencia o no de unas temperaturas favorables para su supervivencia, según apuntan los investigadores.
La investigación revela que, en la última década, las aguas superficiales del océano Atlántico que rodean al Golfo de Maine han incrementado su temperatura más rápido que el 99 % del resto de las aguas oceánicas del resto del mundo entre 2013 y 2014.
Una de las causas de este calentamiento es el desplazamiento hacia el noreste de la corriente oceánica del Golfo, que mueve una gran masa de agua cálida desde el Golfo de México hasta el Atlántico Norte, llegando hasta Escocia y Noruega.
Según el estudio, el rápido calentamiento de las aguas ha reducido el número de huevos de bacalao que ponen las hembras, lo que ha hecho que menos peces jóvenes sobrevivan a la edad adulta y ha disminuido, por tanto, la población total, reseñó Efe.
Durante siglos, el bacalao del Atlántico ha sido un pilar de la pesca y la economía de Nueva Inglaterra, región que abarca a seis estados de EE.UU. y que ha implementado diferentes programas para reducir los niveles de pesca del bacalao con la esperanza de estimular una población en descenso.
En 2010, cuando el número de bacalaos había experimentado fuertes descensos, los pescadores impusieron una serie de restricciones y cuotas sobre la captura de estos animales, pero no lograron hacer crecer la población de estos peces.
Esa fue la razón que impulsó la investigación de un grupo de científicos, liderados por Andrew J. Pershing, del Instituto de Investigación del Golfo de Maine, y que pertenecen a diferentes universidades y centros de investigación de EE.UU., como el Instituto Salk de Estudios Biológicos (California).
Para ver si el calentamiento del océano estaba contribuyendo a reducir la población de bacalao, los científicos recolectaron datos que se remontaban a 1982 sobre la temperatura de la superficie del océano y estudiaron las tendencias de los últimos años.
En su artículo, titulado "La adaptación lenta frente al rápido calentamiento provoca el descenso de la población del bacalao del Atlántico en el Golfo de Maine", los investigadores cuestionan el modelo utilizado en los últimos años para medir la población del bacalao.
Los científicos recomiendan a los pescadores y a las autoridades locales tener en cuenta los recientes datos sobre la temperatura del océano a la hora de hacer estimaciones futuras sobre el número de estos animales y establecer cuotas sobre la cantidad que puede ser capturada.
La rapidez con la que la población del bacalao puede recuperarse es cuestión, ahora, de la buena gestión de las autoridades locales y de la existencia o no de unas temperaturas favorables para su supervivencia, según apuntan los investigadores.
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