Venezuela es un gran pastel
El nuevo libro de Miro Popic descubre y profundiza en los orígenes culinarios
Miro Popic considera al maíz como símbolo de subsistencia, cocina, cultura a identidad de los venezolanos. "El pastel que somos" profundiza en los alimentos que más nos identifican como país CORTESÍA
GIULIANA CHIAPPE | EL UNIVERSAL
sábado 6 de junio de 2015 12:00 AM
Como todos, Miro Popic disfruta la cocina desde la vista, el aroma y el sabor. Pero su curiosidad gastronómica lo lleva más allá: a indagar las razones de los sabores, a buscar el verdadero ADN culinario, a desenredar el mestizaje que conforma la cocina venezolana.
Popic, periodista, escritor y editor especializado en vinos y gastronomía, presenta un nuevo libro: El pastel que somos, identidad y cocina en Venezuela, en el que continúa plasmando resultados de sus investigaciones que sobre el tema desarrolla desde hace más de una década. Y, como lo dice el título, muestra el enorme "pastel" que es nuestra gastronomía: una mezcla enorme de sabores y tradiciones.
Leer el libro es una sorpresa continua, que explica orígenes desconocidos de sabores conocidísimos; que habla de usanzas perdidas y de fermentaciones culturales que muchos ignoramos. A continuación ofrecemos, a modo de shots, fragmentos del libro relacionados con lo que comemos hoy.
De la carne en vara. Siglo XIX. "La carne de res comenzó a comerse a la manera acostumbrada por las culturas indígenas prehispánicas, es decir, asada ensartada en una vara o a la parrilla. Así lo hacían antiguamente con carnes de cacería y pesca (...) No representó en un comienzo ninguna transformación de la cocina, sólo una variación de la dieta".
Ese primer bollito... hormiguero. Siglo XVI-XVII. "Los indígenas tomaban un bollo de maíz tierno y jugoso, y poniéndolo al modo de osos encima del hormiguero, y haciendo ruido si no estaban para que salieran las hormigas, salían y se pegaban al bollo; al cual tomaban luego y lo iban amasando con las mismas hormigas y lo volvían a poner otra vez, y otra, hasta que ya estaba tan cuajado de ellas, que eran más las hormigas que la masa. Y entonces las comían (...). Perfecta combinación de carbohidratos y proteínas en una verdadera receta de autor (...). ¿Precursora de los tradicionales bollos pelones?".
El bienmesabe sí es nuestro. El bienmesabe, el más dulce de los dulces venezolanos, se escribe igual pero no sabe igual al bienmesabe mexicano o el de las islas Canarias. En México, según receta de Sor Juana Inés de la Cruz, lleva arroz, azúcar y leche y es un postre que se hierve y moldea en un recipiente. El bienmesabe canario, que muchos suponen es el originario, es una mezcla de almendras, huevo, azúcar de textura espesa, granulosa. El bienmesabe venezolano es un bizcochuelo bañado en crema de coco espolvoreado con canela y un toque de ron. Los tres se llaman igual, pero son distintos".
"El pastel que somos, identidad y cocina en Venezuela" está a la venta en las principales librerías del país.
Popic, periodista, escritor y editor especializado en vinos y gastronomía, presenta un nuevo libro: El pastel que somos, identidad y cocina en Venezuela, en el que continúa plasmando resultados de sus investigaciones que sobre el tema desarrolla desde hace más de una década. Y, como lo dice el título, muestra el enorme "pastel" que es nuestra gastronomía: una mezcla enorme de sabores y tradiciones.
Leer el libro es una sorpresa continua, que explica orígenes desconocidos de sabores conocidísimos; que habla de usanzas perdidas y de fermentaciones culturales que muchos ignoramos. A continuación ofrecemos, a modo de shots, fragmentos del libro relacionados con lo que comemos hoy.
De la carne en vara. Siglo XIX. "La carne de res comenzó a comerse a la manera acostumbrada por las culturas indígenas prehispánicas, es decir, asada ensartada en una vara o a la parrilla. Así lo hacían antiguamente con carnes de cacería y pesca (...) No representó en un comienzo ninguna transformación de la cocina, sólo una variación de la dieta".
Ese primer bollito... hormiguero. Siglo XVI-XVII. "Los indígenas tomaban un bollo de maíz tierno y jugoso, y poniéndolo al modo de osos encima del hormiguero, y haciendo ruido si no estaban para que salieran las hormigas, salían y se pegaban al bollo; al cual tomaban luego y lo iban amasando con las mismas hormigas y lo volvían a poner otra vez, y otra, hasta que ya estaba tan cuajado de ellas, que eran más las hormigas que la masa. Y entonces las comían (...). Perfecta combinación de carbohidratos y proteínas en una verdadera receta de autor (...). ¿Precursora de los tradicionales bollos pelones?".
El bienmesabe sí es nuestro. El bienmesabe, el más dulce de los dulces venezolanos, se escribe igual pero no sabe igual al bienmesabe mexicano o el de las islas Canarias. En México, según receta de Sor Juana Inés de la Cruz, lleva arroz, azúcar y leche y es un postre que se hierve y moldea en un recipiente. El bienmesabe canario, que muchos suponen es el originario, es una mezcla de almendras, huevo, azúcar de textura espesa, granulosa. El bienmesabe venezolano es un bizcochuelo bañado en crema de coco espolvoreado con canela y un toque de ron. Los tres se llaman igual, pero son distintos".
"El pastel que somos, identidad y cocina en Venezuela" está a la venta en las principales librerías del país.
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