Gastroetc: Tequeños que se celebran
En un local de San Luis de El Cafetal varias mujeres asumen una labor que muchos agradecerán. Con obvia destreza y delicada masa de hojaldre, envuelven cientos de bastoncitos de queso, una tarea que luego alguien disfrutará con un mordisco a esos insignes tequeños hechos bajo la impronta de las Tías.
Este 2015 cumplen 20 años, celebran una mención de los Tenedores de Oro de la Academia Venezolana de Gastronomía y el reconocimiento a la mejor Pyme que ofrece Conindustria. Eva Carrera y su prima Lily Rosas Carrera siguen con tenacidad esta propuesta que sus fieles agradecen.
"Cada tequeño es un bocado de amor", dice Carrera. Ella estudió diseño de modas y cuando su tía Lily se jubiló de la industria petrolera, asumieron la aventura de ofrecer qué comer en un parque infantil. Ante el reto, probaron los tequeños que había en el mercado y decidieron que con la masa de hojaldre de la casa, podían ensayar otros más acordes a lo que buscaban. Tal sería el apetito que desataron que, aunque se fueron del parque, las siguieron buscando por los tequeños. Nació entonces esta iniciativa artesanal que se multiplicó gracias al motor ineludible de la promoción "boca a boca" que premia lo que está bien hecho.
Incluso mandaron a elaborar su propio queso que se ajusta a lo que exige un tequeño. "Quisimos uno tipo Paisa que, cuando se fríe, no se evapora". Allí, la tía y las dos primas comenzaron a multiplicar sus laboriosos tequeños a sabiendas de que tienen en sus manos un pasapalo que sabe a este país. En esa labor, siguen su máxima.
"La masa nos habla". Ellas han asumido el reto de escucharla. El año pasado superaron la contrariedad de afrontar la muerte de la tía Lily. Este 2015 retomaron el vuelo y sus horarios habituales. "Los tequeños son perfectos. Hasta para las novias: es el pasapalo que pueden comer sin mancharse. Hay una enorme relación afectiva con ellos", cuenta Eva y es fácil asentir.
Twitter @tequeñoslastias
-Ellas proponen tequeños de queso, chocolate y guayaba con queso. Este año ofrecerán unos minitequeños.
-La tienda de Tequeños Las Tías se encuentra en el centro comercial San Luis de El Cafetal en Caracas. Abren desde el mediodía de lunes a viernes. Se consiguen también en lugares como los automercados
Plaza's y Patio.
La historia tras pan comido
Viviana Moreno daba clases de diseño en Mérida y ama el pan. Juan Gaviria, su pareja, es ingeniero, estudiaba su maestría y quiso preparárselo para que nunca le faltara. Decidió probar en serio y compró un saco de 45 kilos de harina para explorar posibilidades de manera empírica.
Aprendieron y comenzaron a compartir con los amigos y los hacen con tan buen tino que sus cercanos les sugirieron que les pusieran precio. Así, el año pasado empezaron a comercializar en Mérida esos panes generosos en tamaño que hacen de la manera más artesanal: con masas madres que ellos mismos elaboran —y con las que conjuran la escasez de levadura—, la paciencia de 12 horas de leudado y procurando calidad: son pocos panes, pero cada uno tiene el esmero de las cosas bien hechas. Bautizaron Pan Comido a su iniciativa y en imágenes bien tomadas que publican en Instagram, comenzaron a compartir las buenas nuevas de sus elaboraciones.
A estas alturas ofrecen 12 tipos, 4 de concha dura, entre los que se encuentran los panes con chocolates Paria, de avena, integrales con ajonjolí, con orégano o tipo brioche. Se mudaron a un pequeño laboratorio en la casa donde creció Juan, en La Pedregosa, y ahora se dedican ambos, con la pasión que despierta el buen pan, a esta labor.
Sus panes se consiguen en tiendas de Mérida como Toscana.
También por encargo a través del (0414) 374 3943.
En Instagram: @pancomido
Clases de cocina en vacaciones
Aprender a cocinar es una lección esencial de vida. Por ello, se agradecen las iniciativas que ofrecen herramientas a los pequeños para que aprendan nociones de cocina. El Instituto Superior Mariano Moreno dispone este año de un plan para vacaciones con ese propósito. Está dirigido a quienes tienen entre 8 y 15 años de edad. Se realizará en su sede de La Cuadra Gastronómica en Los Palos Grandes, Caracas, del 3 al 7 y del 10 al 14 de agosto. Abarca insumos, recetario, delantal y certificado.
Su teléfono: (0212) 286 2641.
Web: www.ismm.com.ve
En Mérida
Llevar a casa una carne de lechón o de cordero ya preparada por un cocinero es una posibilidad que satisface. Nelson Castro decidió ofrecer esta alternativa en Mérida. Allí se ha dedicado a una propuesta de cocina merideña contemporánea, con los ingredientes que consigue gracias a productores de la región. Lo hizo en el restaurante La Sevillana en LaPedregosa hasta este febrero. Cerrada esa propuesta, decidió avanzar con esta idea a la que bautizó Cocina pa llevar. En bolsas al vacío vende platos listos como cordero o lechón confitados al horno, tequeños con reducción de papelón y picante. Mostazas de su autoría. Los ofrece en Delicateses Ital Mérida y a través de sus redes.
En Instagram: @cocinapallevar
Buen beber
Miro Popic
guias@miropopic.com
Valle Andino Syrah 2012
Distribuye: Casa Imalbeca
Contacto: (0212) 941 9611
En un mundo tinto dominado por el cabernet sauvignon es necesario, de vez en cuando, intentar otras cepas para romper con la monotonía. De 368 vinos tintos que encontré en una importante tienda de licores, 171 son cabernet; 166, mezcla de dos o más cepas, entre las cuales debe haber bastantes cabernet; 47, tempranillo, y de ahí para abajo los números son ínfimos.
No tengo nada en contra del cabernet sauvignon; de hecho, si está bien hecho, me encanta, pero hay mucho más vino más allá del horizonte de la principal cepa francesa. Una opción interesante, novedosa, diferente, es el syrah, nacida en Francia, reivindicada en Australia y ahora ganando adeptos en otros países productores. Los australianos se apoyaron en la fruta sobremadurada para hacer vinos que parecían mermeladas. Felizmente se dejaron de eso.
En Chile, por ejemplo, es una cepa relativamente nueva que cada quien interpreta a su manera. Entre lo poco que ha llegado está este Valle Andino Reserva 2012, que viene de Colchagua. De color entre azulado y rojo, brillante, buenas notas frutales y algo de madera, de mediana acidez y taninos controlados.
Parece un vino simple, pero no lo es y con sus 14 grados se hace notar a la segunda copa. Puede ser un buen inicio hacia otras latitudes gustativas, siempre dentro del mundo del tinto. Todavía a precio asequible, cuando lo compré en la esquina de mi casa.
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