Miguel Dorta: “La arepa es tan cotidiana que pasaba desapercibida”
En su libro, el autor explica no solo el desarrollo del alimento durante siglos, sino también la importancia social y religiosa del maíz
Lo común suele pasar inadvertido para la historia. Lo reconoce Miguel Dorta, autor del libro ¡Viva la arepa! Sabor, memoria e imaginario social en Venezuela, una obra que reivindica no solo el plato, sino rescata del olvido los antecedentes del alimento, que tiene el maíz como fundamento.
“La arepa es tan cotidiana que pasaba desapercibida en los libros, archivos y manuales de historia. Durante muchos años la historia se concentró primero en lo político y luego en lo económico. La comida no era de interés, pero hubo un giro después de los años setenta, debido a la Escuela de los Annales”, dice en referencia a la corriente surgida en Francia que busca adentrarse en el pasado de los pueblos en distintas dimensiones.
Dorta también quiso poner orden. “Existen muchos escritos sueltos que circulaban en el mundo intelectual de autores como Mariano Picón Salas o Alfredo Armas Alfonzo. Me pareció justo un orden”, indica Dorta, venezolano que desde 2012 reside en Ciudad de México, donde actualmente cursa un doctorado en Historia en el Instituto Mora.
No deja cabo sueltos en su investigación. Las primeras páginas se remontan a miles de años atrás, cuando deja constancia del origen del maíz en América, su expansión por el continente y la aparición en lo que ahora son tierras venezolanas. Más allá de esos datos, recuerda la importancia que el grano ha tenido para distintas civilizaciones americanas, tanto en lo social, lo mítico y lo religioso.
“No quiero que sea un libro de consulta entre sabios, mi deseo es que sea de consulta por el público. Es la historia de la arepa, pero no total, con muchas aristas”, indica el historiador, que asegura ser bueno en la preparación del plato. “Es curioso. A los asiduos a hacerlas nos sale muy natural y no hay un registro en la memoria de cuando se aprendió”.
El autor destaca un mensaje que quiere dejar claro: “Siempre me dirijo a ciertos intelectuales o pseudo-intelectuales que dicen que la harina de maíz eliminó ciertas capacidades a la arepa. Hay una idea de volver a los orígenes. A veces hay que entender el momento histórico, porque no estamos en las mismas condiciones que hace siglos”.
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