CARPE VINUM
"Una reveladora cata demostró la notable evolución: elegancia, complejidad, fineza..."
VLADIMIR VILORIA | EL UNIVERSAL
sábado 29 de agosto de 2015 12:00 AM
Elogio de Los Vascos
Hace ya algo más de diez años, de paso por el Valle de Colchagua, recalé por primera vez en Château Los Vascos.
A mediados de los '80, el barón Eric de Rothschild, propietario del Domaine Barons de Rothschild, y cabeza del legendario Château Lafite, 1er Grand Cru Classé de Pauillac, en Burdeos, compra esta bodega chilena, en su momento y para el equipo técnico de Lafite, con un potencial aún por desarrollar.
Confieso que al recorrer el trayecto que separa Santiago de Peralillo, comarca donde está establecida la viña, reflexionaba sobre lo que hasta ese entonces había catado de Los Vascos. Con excepción del Grand Réserve 1996, añada con la cual debutó la marca en Venezuela, el resto de la gama formada por varietales sauvignon blanc, chardonnay y cabernet sauvignon, resultaba floja, carente de complejidad y equilibrio. Pese a su condición de vinos "correctos", les faltaba algo.
Mi temor era pecar de majadero cuando al catar otra vez los vinos, pero en la bodega y con sus responsables, les expresara mis dudas y críticas, lo que a veces no es muy agradable para viticultores y bodegueros. Por suerte, me recibió un nuevo equipo de trabajo quienes, con entusiasmo y optimismo, asumían el reto de mejorar el producto y llevarlo hacia una mejor expresión, con más equilibrio, profundidad y armonía.
Marco Puyo, entonces su enólogo, y Marcelo Gallardo (hoy actual jefe de bodega) compartían mis dudas e inquietudes.
El viñedo de Los Vascos tenía un potencial más que interesante y así lo demostraban las cosechas 96, 97, 99 y 2000 de Le Dix, el mejor y más ambicioso vino de la casa.
El reto fue entonces trabajar con más rigor en el campo, buscar la mejor y más equilibrada madurez posible en la uva, respetar al máximo la expresión de la fruta, y, entre otras cosas más, racionar la crianza del vino en barrica para lograr así vinos consistentes pero al mismo tiempo frescos y armoniosos.
La calidad del vino es cosa de años en que se maduran y entienden mejor las variables que llevan a la excelencia.
Las últimas cosechas muestran resultados irrefutables: blancos limpios, expresivos, francos; tintos maduros, intensos y bien dispuestos a mejorar en botella.
Una reveladora cata del Grand Réserve 2004, 2006, 2007 y 2011, que hiciéramos hace poco, demostró la notable evolución de Los Vascos: elegancia, complejidad, fineza y equilibrio, además de un rico potencial de guarda, atributos que hacen de Los Vascos una excelente opción a la hora de comprar.
¡Salud!
vladimirviloria@gmail.com
Hace ya algo más de diez años, de paso por el Valle de Colchagua, recalé por primera vez en Château Los Vascos.
A mediados de los '80, el barón Eric de Rothschild, propietario del Domaine Barons de Rothschild, y cabeza del legendario Château Lafite, 1er Grand Cru Classé de Pauillac, en Burdeos, compra esta bodega chilena, en su momento y para el equipo técnico de Lafite, con un potencial aún por desarrollar.
Confieso que al recorrer el trayecto que separa Santiago de Peralillo, comarca donde está establecida la viña, reflexionaba sobre lo que hasta ese entonces había catado de Los Vascos. Con excepción del Grand Réserve 1996, añada con la cual debutó la marca en Venezuela, el resto de la gama formada por varietales sauvignon blanc, chardonnay y cabernet sauvignon, resultaba floja, carente de complejidad y equilibrio. Pese a su condición de vinos "correctos", les faltaba algo.
Mi temor era pecar de majadero cuando al catar otra vez los vinos, pero en la bodega y con sus responsables, les expresara mis dudas y críticas, lo que a veces no es muy agradable para viticultores y bodegueros. Por suerte, me recibió un nuevo equipo de trabajo quienes, con entusiasmo y optimismo, asumían el reto de mejorar el producto y llevarlo hacia una mejor expresión, con más equilibrio, profundidad y armonía.
Marco Puyo, entonces su enólogo, y Marcelo Gallardo (hoy actual jefe de bodega) compartían mis dudas e inquietudes.
El viñedo de Los Vascos tenía un potencial más que interesante y así lo demostraban las cosechas 96, 97, 99 y 2000 de Le Dix, el mejor y más ambicioso vino de la casa.
El reto fue entonces trabajar con más rigor en el campo, buscar la mejor y más equilibrada madurez posible en la uva, respetar al máximo la expresión de la fruta, y, entre otras cosas más, racionar la crianza del vino en barrica para lograr así vinos consistentes pero al mismo tiempo frescos y armoniosos.
La calidad del vino es cosa de años en que se maduran y entienden mejor las variables que llevan a la excelencia.
Las últimas cosechas muestran resultados irrefutables: blancos limpios, expresivos, francos; tintos maduros, intensos y bien dispuestos a mejorar en botella.
Una reveladora cata del Grand Réserve 2004, 2006, 2007 y 2011, que hiciéramos hace poco, demostró la notable evolución de Los Vascos: elegancia, complejidad, fineza y equilibrio, además de un rico potencial de guarda, atributos que hacen de Los Vascos una excelente opción a la hora de comprar.
¡Salud!
vladimirviloria@gmail.com
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