Carlos Fierro con un grupo de egresados del Diplomado en Gastronomía de la UJAP

Carlos Fierro con un grupo de egresados del Diplomado en Gastronomía de la UJAP
Carlos Fierro con un grupo de egresados del Diplomado en Gastronomía de la UJAP del cual fue su Coordinador al inicio. GASTRONOMIA (del griego γαστρονομία)es el estudio de la relación del hombre con su alimentación y su medio ambiente o entorno.Gastrónomo es la persona que se ocupa de esta ciencia. A menudo se piensa erróneamente que el término gastronomía únicamente tiene relación con el arte culinario y la cubertería en torno a una mesa. Sin embargo ésta es una pequeña parte del campo de estudio de dicha disciplina: no siempre se puede afirmar que un cocinero es un gastrónomo. La gastronomía estudia varios componentes culturales tomando como eje central la comida.Para mucha gente, el aprender a cocinar implica no solo encontrar una distracción o un pasatiempo cualquiera; pues cocinar (en un término amplio) es más que solo técnicas y procedimientos... es un arte, que eleva a la persona que lo practica y que lo disfruta. Eso es para mi la cocina, con mis obvias limitaciones para preparar diversos platillos, es una actividad que disfruto en todos sus pasos, desde elegir un vegetal perfecto, pasando por el momento en que especiamos la comida, hasta el momento en que me siento con los que amo a disfrutar del resultado, que no es otro más que ese mismo, disfrutar esta deliciosa actividad o con mis alumnos a transmitirles conocimientos que les permitirán ser ellos creadores de sus propios platos gracias a sus saberes llevados a sabores

lunes, 9 de noviembre de 2015

A los cocos los celebran por sus propiedades beneficiosas para casi todo: desde la digestión, la tensión arterial y el sistema inmune hasta el cuidado de la piel. Una nutricionista explica sus propiedades

Salud: Los derivados del coco

El coco es una fruta excelente: 90 gramos de coco fresco picado, más o menos una taza, es una porción razonable / Foto: Todo en domingo
El coco es una fruta excelente: 90 gramos de coco fresco picado, más o menos una taza, es una porción razonable / Foto: Todo en domingo
Los celebran por sus propiedades beneficiosas para casi todo: desde la digestión, la tensión arterial y el sistema inmune hasta el cuidado de la piel. Una nutricionista explica sus propiedades

Se puso de moda de repente. Algunas de sus bondades están probadas y otras siguen en estudio. El aceite de coco es uno de los pocos de origen vegetal que contienen grasas saturadas, las cuales provienen, generalmente, de productos de origen animal. "Pero a diferencia de estos,―con triglicéridos de cadena larga que tienden a elevar el colesterol malo o LDL, el de coco posee triglicéridos de cadena media como el ácido láurico que contribuyen a la regulación de la presión arterial, la prevención de arritmias y un efecto antinflamatorio, lo cual ayuda a evitar la formación de trombos y accidentes cerebrovasculares. Si se consume en crudo, puede elevar el nivel de HDL o colesterol bueno", apunta la nutricionista Luisa Alzuru.
Se ha especulado que este ingrediente también podría ayudar a mejorar la condición de personas con enfermedades degenerativas del cerebro. "Cuando se tiene alzhéimer, por ejemplo, el cerebro pierde la capacidad de aprovechar la glucosa como energía y la busca en cuerpos cetónicos, sustancias derivadas del proceso de metabolizar grasas y proteínas", explica la especialista. "Se dice que, por su composición, el consumo de aceite de coco puede atenuar un poco los síntomas en esos pacientes. Y en personas epilépticas, que también tienden a beneficiarse de una dieta cetogénica, se cree que es un alimento que puede reducir en cierto grado las convulsiones".
Para aprovechar al máximo sus virtudes, Alzuru aclara que el aceite debe ser extra virgen y extraído en frío. "Lo más importante es no calentarlo, sino consumirlo solo o como aderezo. Cuando se usa para freír o cocer alimentos, cambian sus propiedades y se convierte en grasas trans, que producen el efecto contrario. También hay que tener presente que el aceite de coco―está compuesto en 90% por grasas saturadas,― no es igual al aceite de oliva, el cual contiene grasas monoinsaturadas; no hay que abusar".
La nutricionista acota, sin embargo, que es un alimento que también reduce el apetito al favorecer la saciedad, acelera ligeramente el metabolismo y mejora la digestión. Su aplicación tópica contribuye a la suavidad de la piel y el cabello.
Agua poderosa. El agua de coco es otro derivado que aporta beneficios. Para deportistas de alto rendimiento, así como en personas que presentan diarrea y vómitos, es ideal para la reposición de líquido y electrolitos por los minerales que contiene: alta cantidad de potasio, magnesio, calcio, fósforo y sodio. Igualmente, ayuda a regenerar la flora intestinal. "Como ofrece vitamina C, mejora el sistema inmune y previene infecciones. También contiene citoquininas, sustancias que reducen los cambios degenerativos en las células y el impacto de los radicales libres. Por eso se dice que el agua de coco permite en cierto grado prevenir el cáncer y además tiene un efecto antienvejecimiento", apunta. Su aporte de magnesio es positivo para personas con trastornos neurológicos y su contenido de fibra reduce el LDL o colesterol malo.
La experta agrega que, en su estado puro (sin añadidos de conservantes ni azúcar), el agua de coco mejora la respuesta glucémica. Es baja en calorías ―(entre 40 y 46 calorías por taza), favorece la absorción de nutrientes y combate el estreñimiento. A su vez, contribuye a optimizar los niveles de plaquetas, por lo que se recomienda en casos de dengue y chikungunya. Su vitamina A es muy útil para la buena visión. "Pueden tomarla personas de todas las edades, pero habría que tener cautela en personas con daño renal o con cardiópatas que necesiten moderar la cantidad de potasio y de líquidos que ingieren", explica. Para más información sobre la conveniencia de consumir estos alimentos, consulte a un nutricionista.
¿Y la pulpa?
"El coco es una fruta excelente: 90 gramos de coco fresco picado, más o menos una taza, es una porción razonable", apunta la nutricionista Luisa Alzuru. "Lo que hay que evitar es acompañarlo con azúcares añadidos. Tampoco con cremas pasteleras o leche completa, que aportan más grasas saturadas".

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