Carlos Fierro con un grupo de egresados del Diplomado en Gastronomía de la UJAP

Carlos Fierro con un grupo de egresados del Diplomado en Gastronomía de la UJAP
Carlos Fierro con un grupo de egresados del Diplomado en Gastronomía de la UJAP del cual fue su Coordinador al inicio. GASTRONOMIA (del griego γαστρονομία)es el estudio de la relación del hombre con su alimentación y su medio ambiente o entorno.Gastrónomo es la persona que se ocupa de esta ciencia. A menudo se piensa erróneamente que el término gastronomía únicamente tiene relación con el arte culinario y la cubertería en torno a una mesa. Sin embargo ésta es una pequeña parte del campo de estudio de dicha disciplina: no siempre se puede afirmar que un cocinero es un gastrónomo. La gastronomía estudia varios componentes culturales tomando como eje central la comida.Para mucha gente, el aprender a cocinar implica no solo encontrar una distracción o un pasatiempo cualquiera; pues cocinar (en un término amplio) es más que solo técnicas y procedimientos... es un arte, que eleva a la persona que lo practica y que lo disfruta. Eso es para mi la cocina, con mis obvias limitaciones para preparar diversos platillos, es una actividad que disfruto en todos sus pasos, desde elegir un vegetal perfecto, pasando por el momento en que especiamos la comida, hasta el momento en que me siento con los que amo a disfrutar del resultado, que no es otro más que ese mismo, disfrutar esta deliciosa actividad o con mis alumnos a transmitirles conocimientos que les permitirán ser ellos creadores de sus propios platos gracias a sus saberes llevados a sabores

domingo, 29 de noviembre de 2015

Los platos y cocteles que integran la propuesta de la franquicia son los mismos que se sirven en el resto de las sucursales del grupo George V Eatertainment y Un año ha sido tiempo suficiente para que La Casa Bistró terminara de sacar punta al creyón de sus coloridos lápices.

Buddha Bar ya ofrece en Caracas sus sabores panasiáticos

Carlos Blanco está a cargo de la cocina / Foto Cortesía Buddha Bar
Carlos Blanco está a cargo de la cocina / Foto Cortesía Buddha Bar
Los platos y cocteles que integran la propuesta de la franquicia son los mismos que se sirven en el resto de las sucursales del grupo George V Eatertainment

Buddha Bar abrió sucursal en Caracas y desde el pasado jueves ofrece el menú con el que ha ganado fama internacional.  ¿Ejemplos? Ensalada de pollo,  con repollo morado, wanton y cilantro; tartar de atún con jengibre y vinagreta japonesa; sopa Tom Yum, que combina aros de calamares con hongos shiitake y pok choi; y wok de carne a la pimienta, con albahaca y chiles rojos. De postres, trío de creme brulée, frutas frescas de estación servidas en cesta china, fondant de chocolate, torta de fresa y cheesecake con frutos rojos.
Carlos Blanco está a cargo de la cocina. Seguro de que la carta gustará al comensal local, el chef venezolano no descarta la posibilidad de ajustar sabores –“eso sí, sin perder la esencia del menú, que pone énfasis en la fusión”– e incluso de crear un plato para la sucursal. Blanco trabajará bajo la directriz de Erick Rousselieres y Shigeki Iimura, los dos chefs ejecutivos de George V Eatertainment, grupo francés fundador de Buddha Bar, de cuya sucursal capitalina –la número 22– estará a cargo la familia Estephan, con más de 30 años en el negocio de restaurantes.
A Rousseliers no le preocupan los posibles ajustes que deberán hacerse en algunos platos –“si es necesario se harán, como se ha hecho para otras sucursales de Buddha Bar”– y está seguro de que uno de ellos, el taco sashimi, que fusiona sabores asiáticos y latinomaericanos, estará entre los primeros en ganar el gusto del comensal local. Iimura, que destaca de su menú la fusión de lo clásico con lo contemporáneo, y el uso de técnicas moleculares en algunas de sus preparaciones, prefiere apostar al roll de foie gras.
¿Más? El Tapasian, un menú de armonías para acompañar los cocteles que ofrecerá el equipo de bartenders a cargo de Mathias Giraud, barman ejecutivo del grupo, quien destaca la presencia que tendrán en su barra los rones de Santa Teresa y las cervezas locales, asegura que más temprano creará un coctel para Caracas, y no descarta la posibilidad de incluir cocuy en la lista de sus ingredientes.
El dato
Buddha Bar está localizado al final de la avenida París, en Las Mercedes, en un local de 4.000 metros cuadrados, de 2 plantas. Por los momentos solo trabajará mediante reservaciones que deben hacerse a través de @buddhabarccs

El bistró de lo vernáculo


Un año ha sido tiempo suficiente para que La Casa Bistró terminara de sacar punta al creyón de sus coloridos lápices. Porque la buena mesa requiere de paciencia (largamente fue cocinado el proyecto), más aún cuando se apuesta por lo propio, esa compleja y difícil trama de memorias, recuerdos y costumbres, que va dibujando la certeza de la escurridiza identidad, más allá o más acá de la nostalgia, caprichosa saudade la más de las veces confusa, tramposa, quejosa.
La sensibilidad gastronómica de Valentina Semtei, Omar Sharam y Francisco Abenante, veterano y hoy maduro mandil al frente de los fogones de la casa, con valentía y arrojo, han sabido proponeruna más que interesante vuelta de tuerca a los ricos sabores de nuestra cocina popular, refinándola y enalteciéndola pero sin maquillarla, sin llenarla  deimposturas, para no distraer asínuestros sentidos. La franqueza y fuerza de cada plato del Bistró, está en la laboriosabúsqueda de su esencia, que llega a ser incluso amorosamente ruda, montada en la base de la cocina clásica de concentrados fondos y largas y lentas cocciones,pero sin mentir jamás, muy al margen de tecnicismos y rebuscamientos innecesarios. Ciertamente, nos parece que lo que se come aquí tiene la fuerza de la sencillez de una marcada impronta femenina. Ágil y pragmática. Alejadas de monotonías amaneradas, las viandas del Bistró son espontaneas, contundentes, alegres, felices. El engaño está proscrito en la mesa de este comedor. La honestidad y el oficio son los valores que mandan.
El menú vernáculo de La Casa Bistró, que cambia todos los días, trabaja casi en su totalidad productos nacionales, con naturalidad y sin patrioterismos, y un huerto propio abastece legumbres, vegetales y hortalizas de gran parte de sus frescas ensaladas. Su novedoso taller de salumería, donde se procesan y curanlonzino, copa, mortadela, capoccolo, salchichón de lengua y sangre, y un soberbio chorizo de ajo a la parrilla, se monta en una ola charcutera hoy muy trabajada y apreciada en USA, Europa y algunas ciudades de América Latina. Lo criollo, relatado en suculentas sopas (mondongo, sancochos de gallina y pescado,  hervidos de carne y costilla, granos y cremas de verduras y vegetales), lomitos encebollados a la parrilla, arroces con pollo en paellera, asados negros con puré de plátano, excitantes lenguas en salsa o parguitos fritos servidos como en la playa, junto a suculentos y ya muy venezolanos espaguetis con albóndigas y pastichos; la parrilla de vegetales (berenjenas, pimientos y hongos, con cuajada de yogurt de la casa), la parrilla de pulpo con papa grillada y pimiento asado, la alcachofa al grill, el coliflor rostizado, juntoa pantagruélicos sánguchesde brisket, de mortadela frita, de pastrami con berenjenas y pimientos rostizados, un ‘perro caliente’ con salchicha kielbasa y ensaladilla de rábano y remoulade, entre otros platos que rotan de acuerdo a la temporada y la disponibilidad, son parte de las delicias de un trabajo que enaltece el producto y reivindica cocciones pacientes y la vuelta al manejo adecuado deltradicional fuego parrillero a la brasa, fuente originaria de calor y humo, como parte del sabor. Las placenteras sensaciones del menú de La Casa Bistró, parecieran ir y venir de la sazónancestral del conocimiento intuitivo de generosas mañas de cocineras campesinas, y a su vez de la manera de guisar de la cosmopolita mujer caraqueña, recorriendo así parte de saberes, costumbres y modos del comer venezolano de la costa, el campo y la ciudad.
Otro acierto del Bistró ha sido su desayuno. Opíparo y goloso, aquí se sirve de todo para compartir y comer, como nos gusta en Venezuela: buenos guisos de carne, pescado y pollo, sardinitas fritas; caraotas refritas, mojo trujillano, sabrosas taparas de ají; queso llanero rayado, crineja y Santa Bárbara a la plancha, nata y mantequilla hecha en casa, aguacate, juntoa empanadas y arepas de maíz blanco pilado, aporte imprescindible y trascendente para el reencuentro con la textura y el sabor del maíz de verdad, paradójica y lamentable pérdidaconsecuencia del uso y abuso de la cómoda pero sosa e insípida harina precocida industrializada. Así mismo, no faltan los también huevos benedictinos, pan tostado (toda la bollería del bistró se amasa y hornea, también, en la casa), panquecas y mermeladas, para quienes prefieren desayunos, digamos, azucarados y ‘globales’. Ensaladas y jugos de fruta, caratos y buen café, redondean la vianda matutina.
La Casa Bistró abrió sus puertas en serio.Y algo debe estar haciendo bien, dado su inusitado éxito de público. Visceral, emotiva, conmovedora, arriesgada ysin poses, su propuesta es una bocanada de aire fresco y puro en un mar gastronómico donde manda, tristemente, la escasez y la penuria, revuelto y lleno de oportunismo, mediocridad y fraude. La cocina pública de inspiración venezolana, extrañó por mucho tiempo un lugar valiente y comprometido dónde saborear nuestra a veces inasible y distraída, por no decir perdida, memoria culinaria.De verdad. Con carácter y personalidad, con franqueza y honestidad. Un año ha servido para afinar, mostrar y demostrar la seriedad de sus creadores y dueños, su sensibilidad y compromiso con un difícil oficio siempre lleno de dificultades, hoy más que nunca.Desde aquí celebramos y disfrutamos su triunfo feliz, ojalá que por mucho tiempo.

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