El prejuicio del níspero
Salgo del cine con mi mente ocupada en qué desayunar mañana, el tiempo que...
JONATHAN REVERÓN | EL UNIVERSAL
martes 10 de noviembre de 2015 12:00 AM
Como nísperos mientras escribo. Me resultó la fruta menos cara la última vez que hice mercado. Están dulces y tan a punto de empezar a dañarse que metí el que sobró en la nevera. Lo mío con el níspero es relativamente reciente. Antes de incluirlo en la lista de frutas que más como, antes de probarlos, los miraba con asco por su apariencia terrosa y débil textura cuando están maduros. En algún momento de mi adolescencia, cuando los sabores clásicos ya no eran suficientes, dejándome persuadir por otra persona, probé el helado de níspero. Con ese helado me dejé de prejuicios.
En una nota de 2012, entre estás mismas páginas, Edén Valera escribió: "en Venezuela (el níspero) se consigue en forma de cultivo, casi nunca silvestre, y los mayores sembradíos están ubicados en los estados Zulia y Nueva Esparta. Según el chef Néstor Amesty, los españoles comenzaron a cultivarlo en nuestro país en las zonas de San Pedro y Gibraltar, en el Zulia, a mediados del año 1500". Las semillas del níspero tardan en germinar entre 4 y 5 semanas. El árbol produce la fruta hasta después de 5 años de sembrado.
Así como hice con el níspero, hago ahora por obligación económica con el transporte público, poniendo especial interés en lo que dice la gente. Después de todo, como dice Javier Marías, existimos porque alguien le dijo a otro alguien "algo".
Una doñita que habla del Gobierno espera un carrito en Santa Mónica. Al montarse queda un puesto vacío, uno que da a la ventana y al que le cae la pepa de sol como si los rayos dieran todos para esa esquina: "espero que el sol cambie en algún momento".
En Chacaito esperamos por 50 minutos que llegue el Metrobús y que cambie la guardia de los choferes que conducen de allí a Baruta. En 50 minutos de tu vida puedes resolver muchos problemas. Siempre pensamos en eso, ¿no? El tiempo vs. los problemas. "Un drama vital siempre puede expresarse mediante una metáfora referida al peso. Decimos que sobre la persona cae el peso de los acontecimientos. La persona soporta esa carga o no la soporta, cae bajo su peso, gana o pierde". También pienso en nuestros dramas como propone el escritor checo, Milan Kundera, autor de la cita anterior. Nuestros dramas dejarán de ser cuando nos quitemos el peso de una mirada. Eso que ahora un grueso de la población siente como insoportable es el peso de algo que todavía no termina de desintegrarse, pero se está desintegrando.
Al bajarme, un hombre de sesenta y largos que peinaba constantemente su cabello empezó a gritar: "¡Hay que hablar de Boves!". A su alrededor se reían porque el personaje tenía realmente mucha chispa. Aquella risa nada inocente estaba libre de cargas, era una risa de antipatía sin prejuicios.
Bajo del Metrobús y llego al cine a ver La escala humana, un film sobre el arquitecto danés Jan Gehl, que ha estudiado el comportamiento de ciudadanos en diversas ciudades durante 40 años. "Ha documentado cómo las ciudades modernas repelen la interacción humana y asegura que podemos empezar a construir ciudades de una manera en que las necesidades humanas de la inclusión y la intimidad sean tomadas en cuenta". Reseña la web Plataforma Arquitectura. La película también permite presentar la lógica del consenso a través de nuestra relación con los gobernantes: un gobierno no es un faro, el conjunto de todos nosotros es el faro del gobierno. Al final de la luz colectiva está el país soñado.
Salgo del cine con mi mente ocupada en qué desayunar mañana, el tiempo que me tomará volver a casa, el tiempo que tarda una mata de níspero en crecer y nosotros en velar por el crecimiento de la planta juntos.
@elreveron
elreveron@gmail.com
En una nota de 2012, entre estás mismas páginas, Edén Valera escribió: "en Venezuela (el níspero) se consigue en forma de cultivo, casi nunca silvestre, y los mayores sembradíos están ubicados en los estados Zulia y Nueva Esparta. Según el chef Néstor Amesty, los españoles comenzaron a cultivarlo en nuestro país en las zonas de San Pedro y Gibraltar, en el Zulia, a mediados del año 1500". Las semillas del níspero tardan en germinar entre 4 y 5 semanas. El árbol produce la fruta hasta después de 5 años de sembrado.
Así como hice con el níspero, hago ahora por obligación económica con el transporte público, poniendo especial interés en lo que dice la gente. Después de todo, como dice Javier Marías, existimos porque alguien le dijo a otro alguien "algo".
Una doñita que habla del Gobierno espera un carrito en Santa Mónica. Al montarse queda un puesto vacío, uno que da a la ventana y al que le cae la pepa de sol como si los rayos dieran todos para esa esquina: "espero que el sol cambie en algún momento".
En Chacaito esperamos por 50 minutos que llegue el Metrobús y que cambie la guardia de los choferes que conducen de allí a Baruta. En 50 minutos de tu vida puedes resolver muchos problemas. Siempre pensamos en eso, ¿no? El tiempo vs. los problemas. "Un drama vital siempre puede expresarse mediante una metáfora referida al peso. Decimos que sobre la persona cae el peso de los acontecimientos. La persona soporta esa carga o no la soporta, cae bajo su peso, gana o pierde". También pienso en nuestros dramas como propone el escritor checo, Milan Kundera, autor de la cita anterior. Nuestros dramas dejarán de ser cuando nos quitemos el peso de una mirada. Eso que ahora un grueso de la población siente como insoportable es el peso de algo que todavía no termina de desintegrarse, pero se está desintegrando.
Al bajarme, un hombre de sesenta y largos que peinaba constantemente su cabello empezó a gritar: "¡Hay que hablar de Boves!". A su alrededor se reían porque el personaje tenía realmente mucha chispa. Aquella risa nada inocente estaba libre de cargas, era una risa de antipatía sin prejuicios.
Bajo del Metrobús y llego al cine a ver La escala humana, un film sobre el arquitecto danés Jan Gehl, que ha estudiado el comportamiento de ciudadanos en diversas ciudades durante 40 años. "Ha documentado cómo las ciudades modernas repelen la interacción humana y asegura que podemos empezar a construir ciudades de una manera en que las necesidades humanas de la inclusión y la intimidad sean tomadas en cuenta". Reseña la web Plataforma Arquitectura. La película también permite presentar la lógica del consenso a través de nuestra relación con los gobernantes: un gobierno no es un faro, el conjunto de todos nosotros es el faro del gobierno. Al final de la luz colectiva está el país soñado.
Salgo del cine con mi mente ocupada en qué desayunar mañana, el tiempo que me tomará volver a casa, el tiempo que tarda una mata de níspero en crecer y nosotros en velar por el crecimiento de la planta juntos.
@elreveron
elreveron@gmail.com
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