LIMONES EN ALMIBAR
"Esa Paria lejana, frondosa, generosa, abandonada, también es Venezuela"
VANESSA ROLFINI | EL UNIVERSAL
sábado 21 de noviembre de 2015 12:00 AM
Culinaria venezolana en patúa
Rosa Bosch es la cronista de Güiria en el estado Sucre. Patuaparlante, tal vez está entre las últimas personas que hablan esta lengua, que parece destinada a desaparecer. Toda persona que busque referencias sobre gastronomía pariana, inevitablemente se topará con su nombre.
Educadora de profesión, nació en Güiria en 1932, es decir, ha vivido en carne propia la historia de una población compleja, alejada, de rasgos fuertes al punto que tiene su propia lengua y cuyo registro de sabores y platillos se expresa en primera persona, con nombres de vocablos afrancesados y anglosajones.
La profesora Bosch es una mujer fuerte, dulce, tiene el don de narrar detalladamente cualquier tema relacionado a Paria con una pasión y precisión que conmueve. Se ha centrado en asentar la historia de Güiria, que como ella expresa "no sabemos con exactitud la fecha de su fundación porque no hay registros".
"Lo que he hecho es apoyarme en relatos, libros y documentos que la mencionen. Tuve una casa que era cuenta cuentos, donde se cultivó la gastronomía pariana, mis tías hablaban patuá para que los niños no entendiéramos, de allí algo aprendí. Luego con los años me dediqué a aprenderlo de las señoras que aún lo utilizaban", expresa.
Admiro los trabajos de la profesora Bosch, pero se digieren de otro modo cuando se viaja a su Güiria. Una travesía que conduce al comienzo o al final de algún lugar. Un camino verde, frondoso, donde no hay un solo espacio sin árboles frutales, un paisaje que abruma, cruzado por una vía llena de baches en todas las acepciones de la palabra. Entonces, se entiende el relativo aislamiento que trae identidades que se expresan en términos propios.
"La gastronomía pariana es un crisol de culturas", afirma orgullosa Rosa Bosch. Su discurso ensambla capa por capa sus componentes: amerindios que aportaron el ají; antillanos franceses con el uso de las charlotas y su refinamiento; indios con la inclusión del curry y del coco, y finalmente, el uso de la harina de trigo traída por los ingleses, al punto que la panadería pariana está plagada de recetas como domplinas que en Sucre tiene muchos nombres y versiones como becas, flotas y galetas.
Me atrevo a afirmar sin lugar a dudas, que si se le pregunta a cualquier compatriota - ajeno a Paria - sobre nombres como paté cocó, paté banam, gató, corbullón, acrá, saus, fricasé, bofló, mabí, ginyabié, galé, talkarí, por solo mencionar algunos, expresarán sus desconcierto y no los reconocerán en absoluto. Pero esa Paria lejana, frondosa, gerenosa, abandonada e incomprendida también es Venezuela y la profesora Rosa Bosch está ahí para recordarlo en español y en patuá. @rutasgolosas
Rosa Bosch es la cronista de Güiria en el estado Sucre. Patuaparlante, tal vez está entre las últimas personas que hablan esta lengua, que parece destinada a desaparecer. Toda persona que busque referencias sobre gastronomía pariana, inevitablemente se topará con su nombre.
Educadora de profesión, nació en Güiria en 1932, es decir, ha vivido en carne propia la historia de una población compleja, alejada, de rasgos fuertes al punto que tiene su propia lengua y cuyo registro de sabores y platillos se expresa en primera persona, con nombres de vocablos afrancesados y anglosajones.
La profesora Bosch es una mujer fuerte, dulce, tiene el don de narrar detalladamente cualquier tema relacionado a Paria con una pasión y precisión que conmueve. Se ha centrado en asentar la historia de Güiria, que como ella expresa "no sabemos con exactitud la fecha de su fundación porque no hay registros".
"Lo que he hecho es apoyarme en relatos, libros y documentos que la mencionen. Tuve una casa que era cuenta cuentos, donde se cultivó la gastronomía pariana, mis tías hablaban patuá para que los niños no entendiéramos, de allí algo aprendí. Luego con los años me dediqué a aprenderlo de las señoras que aún lo utilizaban", expresa.
Admiro los trabajos de la profesora Bosch, pero se digieren de otro modo cuando se viaja a su Güiria. Una travesía que conduce al comienzo o al final de algún lugar. Un camino verde, frondoso, donde no hay un solo espacio sin árboles frutales, un paisaje que abruma, cruzado por una vía llena de baches en todas las acepciones de la palabra. Entonces, se entiende el relativo aislamiento que trae identidades que se expresan en términos propios.
"La gastronomía pariana es un crisol de culturas", afirma orgullosa Rosa Bosch. Su discurso ensambla capa por capa sus componentes: amerindios que aportaron el ají; antillanos franceses con el uso de las charlotas y su refinamiento; indios con la inclusión del curry y del coco, y finalmente, el uso de la harina de trigo traída por los ingleses, al punto que la panadería pariana está plagada de recetas como domplinas que en Sucre tiene muchos nombres y versiones como becas, flotas y galetas.
Me atrevo a afirmar sin lugar a dudas, que si se le pregunta a cualquier compatriota - ajeno a Paria - sobre nombres como paté cocó, paté banam, gató, corbullón, acrá, saus, fricasé, bofló, mabí, ginyabié, galé, talkarí, por solo mencionar algunos, expresarán sus desconcierto y no los reconocerán en absoluto. Pero esa Paria lejana, frondosa, gerenosa, abandonada e incomprendida también es Venezuela y la profesora Rosa Bosch está ahí para recordarlo en español y en patuá. @rutasgolosas
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