Uno de los chocolateros más famosos del mundo, Patrice Chapon, lleva casi 3 décadas dedicado a uno de los mejores oficios, endulzar la vida a través de la elaboración de los mejores postres y chocolates.
 
No en vano, comenzó a destacar por elaborar helados para la Reina de Inglaterra y la familia real hace 27 años, "no eran días fáciles, la familia real era muy exigente; recuerdo un día que la hermana de la Reina Isabel me llevó una pasta de confitura de rosas, porque ellos tienen muchos rosales, y la reina quería probar un sorbete de rosas, que en esa época, era muy difícil de lograr", relató Chapon. 
 
Chapon, incursionó en el mundo de la chocolatería cuando trabajó en la reconocida tienda Harrods de Londres, y cuenta, que antes no existía el oficio de chocolatero como tal, sino el de pastelero; por lo que podría decirse que en gran parte, es su trayectoria la que marca un antes y un después en el mundo de la elaboración de chocolate de forma artesanal, con sabores distinguidos por su dedicación y curiosidad hacia la perfección. 
 
En consonancia con el amor por lo dulce, Patrice Chapon decidió trabajar en su tierra los sabores que ofrecían tierras muy lejanas, por lo que ha recorrido territorios de forma inagotable, desde los exuberantes bosques brasileños, Madagascar, donde los árboles de cacao compiten por la belleza conel jazmín y el nardo, las costas venezolanas con sus plantaciones de cacao en Chuao, Paria y Río Caribe, hasta Perú en la región de Tumbes. 
 
 
Así, desde la obtención del grano de cacao hasta convertirla en una barra deliciosa, este artesano del chocolate domina todas las etapas de la elaboración de sus creaciones, apostando por un sabor único, que se siente con solo adentrarse en la fábrica de chocolate Patrice Chapon, ubicada en Chelles, Paris; para que el perfume del chocolate nos invada y suba el buen humor.
 
Igualmente, en su reciente visita a Venezuela, como protagonista del Segundo Encuentro Internacional de Cacao de Origen, Patrice Chapon demostró que es un hombre encantador, muy accesible, apasionado, abierto, y repleto de ideas que prevalecen cuando con sus manos a lo largo de la experiencia producen maravillas como las orangettes chocolates y bombones, barras de chocolate con cacao de origen, macarrons y huevos de pascua, estilizadamente adornados y empacados de forma tal que cueste abrirlos y cueste igual dejar de comerlos.
 
Este chocolatier de Paris demuestra con sus creaciones que desde cualquier rincón del mundo puede salir un sabor exótico, inolvidable y maravilloso; muestra de ello, el cacao venezolano, que conquistó su paladar a tal punto que de forma magistral reproduce en cada dulce el amor que los residentes de plantaciones de cacao dejan impregnado en cada cosecha.