“La cocina venezolana vive su mejor momento”
Francisco Abenante valora el interés del comensal por los sabores locales y destaca el auge de la cocina regional. El chef fue reconocido por la AVG con el Premio Armando Scannone 2015
De todos los premios que entrega anualmente la Academia Venezolana de Gastronomía, el Armando Scannone es el que más me ilusiona, dice Francisco Abenante, recientemente reconocido con el galardón. De acuerdo con el fallo del jurado se le otorga “por ser autor de una propuesta de cocina que exalta el genuino sabor venezolano y valoriza nuestros modos de comer, al tiempo que rescata y enaltece la despensa y el repertorio culinario del país”.
Abenante espera recibir el premio de manos de Scannone. Encantado de que se reconozcan los años que ha dedicado a los sabores locales, el cocinero cree que la gastronomía venezolana vive su mejor momento. ¿Razones? La cantidad de jóvenes cocineros interesados por el recetario local –“algo muy distinto de lo que vivió mi generación, que se formó en un medio y en un momento en los que nuestros platos no despertaban mayor orgullo”–; la importancia que tiene para nuestra cocina el haberse sumado a una tendencia mundial, “que ve hacia adentro y que por fin caló en Venezuela”, y el espacio que actualmente se le ofrece en las escuelas.
Fuga de talentos. Al chef le preocupa la cantidad de jóvenes cocineros que han abandonado el país en busca de un mejor futuro. “Si bien es cierto que la crisis nos ha enseñado, también lo es que por su causa hemos perdido un recurso valioso, lujo que no podemos darnos”, dice Abenante mientras prepara las hallacas del plato navideño que desde hace una semana ofrece a los comensales de La Casa Bistró –restaurante del que es socio–, en la lista de favoritos entre los caraqueños.
El menú del local gusta porque es venezolano, asegura el cocinero, encantado de que su clientela se interese por platos caseros como el arroz con pollo, por clásicos como el bistec encebollado o el talkari, y por el sabor y la textura que ofrecen las arepas y empanadas elaboradas con maíz pilado.
“Hace pocos años esto era inconcebible”, recuerda Abenante, antes de destacar el interés que despierta la cocina regional –“lista para abandonar sus límites y romper el mito de acuerdo con el cual Caracas es Caracas y lo demás, monte y culebra”–, y la manera como se relaciona con ella la población. “Definitivamente se siente más identificada con sus recetarios que los capitalinos con el suyo”.
Hace pocos días Abenante participó como jurado en un concurso para jóvenes cocineros y se sorprendió al saber que de 15 elegidos, 12 provenían del interior del país. “Todos presentaron platos de sus localidades, una prueba más del momento estelar que vive la cocina venezolana y de que estamos a punto de cosechar lo sembrado. Es por eso que estoy seguro de que vendrán cosas muy buenas”.
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