Salud: ¿Qué hacemos con la carne?
Olvidarse de la tocineta y las salchichas o reducir la frecuencia de las parrilladas sigue dando de qué hablar tras un reciente anuncio de la OMS. Dos expertos ofrecen sus opiniones y consejos
15 DE NOVIEMBRE 2015 - 12:01 AM
Ya hubo quien cayó en pánico, quien se resignó y quien se rebeló. El anuncio de la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer de la Organización Mundial de la Salud de que las carnes rojas y las procesadas elevan el riesgo de desarrollar cáncer causó conmoción global. Según una revisión de estudios efectuada en 10 países por 22 expertos, el consumo de carnes rojas resultó "probablemente carcinogénico para los humanos", mientras que las carnes procesadas —saladas, curadas, ahumadas, embutidas, etc.— fueron clasificadas como carcinogénicas en la misma escala del cigarrillo o el asbesto, con base en "suficientes evidencias de que el consumo de carnes procesadas causa cáncer colorrectal". Partiendo de la afirmación de expertos de dicho ente, ingerir 50 gramos diarios de estos alimentos eleva el riesgo carcinogénico en 18%.
No obstante, a los pocos días la OMS tuvo que matizar su posición al señalar que no estaba haciendo un llamado a suspender por completo el consumo de carnes rojas —ricas en nutrientes—, sino a moderarlo para reducir el riesgo. Sus voceros también aclararon que no hay punto equivalente de comparación entre el consumo de carnes procesadas y el tabaco (producto para el cual no existe un nivel seguro de consumo) aunque compartan la misma categoría. "Eso no significa que sean igualmente peligrosos. Las clasificaciones describen la consistencia de evidencia científica sobre un agente como causa de cáncer, más que medir propiamente el nivel del riesgo", aclaran.
El gastroenterólogo José Roberto Soto señala que cierta cautela no está de más. "Sí se ha descrito que el consumo excesivo de carnes procesadas está asociado a una mayor incidencia de lesiones en el colon. De ahí que la clave esté en la moderación y en una dieta equilibrada. Independientemente de que estas se ingieran con frecuencia, o de la presencia o ausencia de síntomas de alarma, de cualquier modo se recomienda efectuarse una colonoscopia a partir de los 50 años o a partir de los 45 si hay antecedentes familiares de lesiones en el colon. Si hubo algún hallazgo de pólipos, se puede repetir de 1 a 3 años, o en ausencia de lesiones, de cada 5 a 10 años", apunta el especialista. "La colonoscopia es uno de los métodos exploratorios más efectivos para detectar precozmente cualquier lesión benigna que pudiese llegar a convertirse en un cáncer, por eso es tan importante".
Ingesta prudente
María Alesia Branz, nutricionista conocida en las redes sociales como @lalefit, nota que mucha gente ha manifestado temor luego de estos anuncios. "Primero hay que saber que el cáncer es una enfermedad multifactorial; no significa que por comer un pedazo de carne ya vamos a padecerla. En las declaraciones de la OMS dice que 'probablemente aumente el riesgo de cáncer' y, además, habla sobre todo de las carnes procesadas, como los embutidos y productos de charcutería". Branz asegura que el consumo de estos últimos sí debe ser muy controlado por su alto contenido de grasa saturada.
A su juicio, es suficiente con una alimentación equilibrada, en la que se varíe el menú y en el que las carnes rojas (preferiblemente no procesadas y provenientes de ganado alimentado de manera natural) se incluyan de dos a tres veces por semana. "Hemos comido carnes rojas toda la vida y no todo el mundo padece de cáncer. Es muy importante usar la lógica. De resto, habría que consumir pollo, pescado, huevos y lácteos descremados como proteínas, todo en una cantidad razonable y calculada por un nutricionista para cada quien".
La experta recalca que los extremos, los miedos y las obsesiones no son buenos. "Si esta noticia ayuda a que las personas se alimenten de una mejor manera y no caigan en excesos, pues bienvenida sea. Lo importante es saber analizar y tener criterio al decidir qué es lo mejor para uno", afirma.
Ya hubo quien cayó en pánico, quien se resignó y quien se rebeló. El anuncio de la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer de la Organización Mundial de la Salud de que las carnes rojas y las procesadas elevan el riesgo de desarrollar cáncer causó conmoción global. Según una revisión de estudios efectuada en 10 países por 22 expertos, el consumo de carnes rojas resultó "probablemente carcinogénico para los humanos", mientras que las carnes procesadas —saladas, curadas, ahumadas, embutidas, etc.— fueron clasificadas como carcinogénicas en la misma escala del cigarrillo o el asbesto, con base en "suficientes evidencias de que el consumo de carnes procesadas causa cáncer colorrectal". Partiendo de la afirmación de expertos de dicho ente, ingerir 50 gramos diarios de estos alimentos eleva el riesgo carcinogénico en 18%.
No obstante, a los pocos días la OMS tuvo que matizar su posición al señalar que no estaba haciendo un llamado a suspender por completo el consumo de carnes rojas —ricas en nutrientes—, sino a moderarlo para reducir el riesgo. Sus voceros también aclararon que no hay punto equivalente de comparación entre el consumo de carnes procesadas y el tabaco (producto para el cual no existe un nivel seguro de consumo) aunque compartan la misma categoría. "Eso no significa que sean igualmente peligrosos. Las clasificaciones describen la consistencia de evidencia científica sobre un agente como causa de cáncer, más que medir propiamente el nivel del riesgo", aclaran.
El gastroenterólogo José Roberto Soto señala que cierta cautela no está de más. "Sí se ha descrito que el consumo excesivo de carnes procesadas está asociado a una mayor incidencia de lesiones en el colon. De ahí que la clave esté en la moderación y en una dieta equilibrada. Independientemente de que estas se ingieran con frecuencia, o de la presencia o ausencia de síntomas de alarma, de cualquier modo se recomienda efectuarse una colonoscopia a partir de los 50 años o a partir de los 45 si hay antecedentes familiares de lesiones en el colon. Si hubo algún hallazgo de pólipos, se puede repetir de 1 a 3 años, o en ausencia de lesiones, de cada 5 a 10 años", apunta el especialista. "La colonoscopia es uno de los métodos exploratorios más efectivos para detectar precozmente cualquier lesión benigna que pudiese llegar a convertirse en un cáncer, por eso es tan importante".
Ingesta prudente
María Alesia Branz, nutricionista conocida en las redes sociales como @lalefit, nota que mucha gente ha manifestado temor luego de estos anuncios. "Primero hay que saber que el cáncer es una enfermedad multifactorial; no significa que por comer un pedazo de carne ya vamos a padecerla. En las declaraciones de la OMS dice que 'probablemente aumente el riesgo de cáncer' y, además, habla sobre todo de las carnes procesadas, como los embutidos y productos de charcutería". Branz asegura que el consumo de estos últimos sí debe ser muy controlado por su alto contenido de grasa saturada.
A su juicio, es suficiente con una alimentación equilibrada, en la que se varíe el menú y en el que las carnes rojas (preferiblemente no procesadas y provenientes de ganado alimentado de manera natural) se incluyan de dos a tres veces por semana. "Hemos comido carnes rojas toda la vida y no todo el mundo padece de cáncer. Es muy importante usar la lógica. De resto, habría que consumir pollo, pescado, huevos y lácteos descremados como proteínas, todo en una cantidad razonable y calculada por un nutricionista para cada quien".
La experta recalca que los extremos, los miedos y las obsesiones no son buenos. "Si esta noticia ayuda a que las personas se alimenten de una mejor manera y no caigan en excesos, pues bienvenida sea. Lo importante es saber analizar y tener criterio al decidir qué es lo mejor para uno", afirma.
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