Taller conquistó el paladar danés con pisca y corbullón
El restaurante del cocinero merideño Karlos Ponte –que abrió sus puertas hace poco más de seis meses en la capital danesa– fue reconocido como Restaurante Revelación del Año y compite con dos de sus especialidades en el concurso Mejores Platos del Año en Dinamarca
Karlos Ponte Maldonado encajó definitivamente en la sociedad danesa y con él los sabores de la cocina venezolana. Hace poco cumplió 31 años de edad y de ellos ha dedicado 10 a la cocina. “Ofrezco sabores venezolanos por la añoranza de lo nativo y porque tienen mucho que aportarle al mundo. Su aceptación entre los daneses tiene que ver con sus paladares innovadores; para ellos son sabores exóticos e intensos, pero balanceados, pues hemos logrado un equilibrio muy refinado y eso, gusta”, dice el chef, que desde hace 5 años trabaja con Luis Moreno, también cocinero y merideño.
Ponte integró la brigada de Noma –el restaurante de René Redzepi– por mucho tiempo. Entró en pastelería, siguió en snacks y después pasó a caliente. Allí aprendió, además de disciplina, método de trabajo y simplicidad, a obtener lo mejor de un producto sin permitirle ser muy penetrante, y a refinar su sabor.
“Un restaurante es un taller; la cocina, un oficio. Somos obreros que nos apoyamos en elementos artísticos y científicos”, responde cuando se le pregunta la razón por la cual eligió Taller como nombre de su restaurante, que abrió el pasado mes de marzo en Copenhague, y que acaba de ser reconocido como Revelación del Año por la Guía Danesa de Restaurantes. “No esperábamos tanta aceptación por parte de críticos y colegas”, asegura Ponte, sorprendido además porque dos de sus platos fueron seleccionados para participar en el concurso Mejores Platos del Año en Dinamarca: una entrada, el corbullón, con huevas de bacalao, setas y algas, y un postre, guanábana con aguacate. Compiten con preparaciones de restaurantes incluidos en la lista Top 100 del mundo, Noma entre ellos.
“Para nosotros, que apenas llevamos siete meses abiertos, ha sido una sorpresa”, agrega el cocinero, quien comenzó a hacer pruebas con sabores venezolanos en la capital danesa cuando ofrecía servicios de catering. “Presentaba propuestas y gustaban”, dice, antes de añadir que el mayor problema que afronta son los productos. Además de aprovechar lo que le traen amigos e importadores desde Suramérica, ha construido una red con productores como Catja Kirkeegard, quien le provee productos orgánicos.
“¿Mis platos mejor logrados? El corbullón y la pisca andina”. En ambos hay preponderancia del sabor venezolano, aunque con inspiraciones nórdicas y asiáticas, con presentaciones y texturas muy innovadoras. La vajilla en la que se presentan es de cerámica merideña; la cestería yekuana. Sabor venezolano para el mundo.
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