Mantén tu nevera con buena salud
El frigorífico es una parte fundamental de la casa, allí se almacenan y preservan los alimentos que consumirán todos los miembros de la familia, por lo que hay que darle la importancia que tiene y suministrarle las atenciones y cuidados que requiere
por HERCILIA GARNICA | imagen: SHUTTERSTOCK | VIERNES 26 DE FEBRERO DE 2016
No basta con mantenerla llena y abrirla y cerrarla cada 5 minutos. Mantener el orden en la nevera no solo hará que este sea un sitio más higiénico para almacenar los alimentos, sino que además permitirá conseguir lo que necesitas con mucha más facilidad.
La comida mal guardada se estropea antes y puede formar focos de infección, advierten los expertos. De allí que sea fundamental guardar la compra adecuadamente porque la forma en que sitúas los alimentos en la nevera puede afectar la salud y también el bolsillo.
En el abecé de la nevera bien ordenada se deben tomar en cuenta varios aspectos: los alimentos se colocan según el frío que necesitan. El estante inferior, habitualmente debajo de los cajones de verduras y frutas, tiene las temperaturas más bajas y ahí van la carne y el pescado; las bandejas superiores, más templadas, son para lácteos, mantequilla, quesos y huevos. ¿Y las centrales? Para embutidos, platos preparados y otros alimentos que deben ser consumidos rápido, una vez abiertos sus envases. La nevera, advierte Cristina Galiano, veterana escritora de cocina, en su webcristinagaliano.com, nunca debe sobrepasar los 4 grados centígrados y el refrigerador debe estar en -18 grados centígrados.
En la parte superior de la puerta deben disponerse las salsas o aderezos que ya hayan destapado, ya que ésta es la parte más fresca de la nevera y así no sufrirán tanto con los cambios de temperatura que se generan al abrir y cerrar las puertas.
Las carnes, el fiambre y los embutidos deben estar debidamente empacados en recipientes con tapa para evitar que se contaminen, que hayan derrames de líquidos o que el frio los afecte.
Es importante ubicar los productos en orden de caducidad, disponiendo los que estén más próximos a vencer en la parte delantera, así se aplica lo que en cocina profesional se llama "Peps": primero que entra, primero que sale.
Los cajones son ideales para las frutas y las verduras. Éstos deben ir fuera de las bolsas de supermercado o en su defecto, hay que perforarlas para permitir que circule el oxígeno y lograr que duren más tiempo.
Las verduras de hoja como las lechugas, hierbas y espinacas frescas en general durarán más si se envuelven en papel de cocina y se reemplazan cada dos o tres días.
No piense en su nevera como despensa. Es un error común creer que algunos productos se conservarán mejor en la heladera y no siempre es así. El frío, por ejemplo, daña las membranas de los tomates y hace que su pulpa se vuelva insípida. Tampoco debe meterse en el frigorífico ajo, papas, cebollas, aguacates o plátanos. De esta forma, además se libera espacio, que no suele sobrar.
No se recomienda guardar alimentos o recipientes calientes. Contrario a lo que muchos piensan no es que el alimento se descomponga, lo que sucede es que los cambios drásticos de temperatura pueden sobrecargar o afectar el buen funcionamiento de la nevera.
Tampoco es recomendable sobrecargar los estantes de la nevera de una manera desequilibrada. Esto quiere decir, mucho arriba y poco abajo o viceversa, porque esto limitará la circulación del aire frío, el cual se distribuirá de forma desigual, lo que puede llegar a afectar la conservación de la comida.
Hay que tener cuidado, además, con la posibilidad de que alimentos crudos y cocinados se toquen. Estos últimos han sido higienizados, tras pasar por calor, y se pueden contaminar con bacterias de los productos que no han estado encima de los fogones, informa la guía Consumer Eroski. Es lo que se denomina contaminación cruzada.
Es una buena idea también colocar una etiqueta para saber cuál fue la fecha en que se abrió el paquete o frasco, para no ingerir aquellos que ya lleven mucho tiempo guardados (en el caso de no tener fecha de caducidad). El pan, por ejemplo, no debe estar más de tres meses, la mayonesa o el pudin se cortan, la leche se descompone.
Por otra parte es muy importante saber usar el electrodoméstico. Cada vez que se abre la nevera se pierde hasta un tercera parte del aire helado, según Twenergy, el portal de eficiencia energética de Endesa (empresa española que opera en los sectores eléctrico y gasístico). Y donde esto se hace más evidente es en la puerta. Por ello, allí deben colocarse bebidas, salsas o mantequilla, que aguantan bien con menos frío. Eso sí: no es lugar para la leche que debe guardarse en un lugar con temperatura estable, como los anaqueles centrales.
Orden a 4 C
Una vez al mes, desocupa por completo la nevera y límpiala con una mezcla de agua y bicarbonato con la ayuda de un trapo o esponja suave.
La nevera es un espacio muy importante porque permite que los alimentos se mantengan frescos y duren más tiempo en buenas condiciones. Es fundamental entonces dejarla bien ordenada y tener la precaución de colocar los recipientes y envases como corresponde.
No llenarla al tope y no permitir que los alimentos toquen las paredes o puerta, tampoco entre sí.
Guarda las sobras de la cena en recipientes.
Ordena cada vez que llegas de hacer la compra.
Etiqueta los alimentos.
Repite el proceso de limpieza una vez al mes.
Reparte la comida según las zonas específicas según sus requerimientos.
Cambia los envases de plástico por los de vidrio para conservar mejor los alimentos y no alterar su sabor.
Guarda las hierbas (albahaca, perejil, menta, romero, etc) en un papel toalla húmedo.
Evita los malos olores. Para evitar que la nevera huela mal, puedes colocar un pan duro al fondo de la misma, jugo de limón en un recipiente o poner un contenedor con bicarbonato.
La comida mal guardada se estropea antes y puede formar focos de infección, advierten los expertos. De allí que sea fundamental guardar la compra adecuadamente porque la forma en que sitúas los alimentos en la nevera puede afectar la salud y también el bolsillo.
En el abecé de la nevera bien ordenada se deben tomar en cuenta varios aspectos: los alimentos se colocan según el frío que necesitan. El estante inferior, habitualmente debajo de los cajones de verduras y frutas, tiene las temperaturas más bajas y ahí van la carne y el pescado; las bandejas superiores, más templadas, son para lácteos, mantequilla, quesos y huevos. ¿Y las centrales? Para embutidos, platos preparados y otros alimentos que deben ser consumidos rápido, una vez abiertos sus envases. La nevera, advierte Cristina Galiano, veterana escritora de cocina, en su webcristinagaliano.com, nunca debe sobrepasar los 4 grados centígrados y el refrigerador debe estar en -18 grados centígrados.
En la parte superior de la puerta deben disponerse las salsas o aderezos que ya hayan destapado, ya que ésta es la parte más fresca de la nevera y así no sufrirán tanto con los cambios de temperatura que se generan al abrir y cerrar las puertas.
Las carnes, el fiambre y los embutidos deben estar debidamente empacados en recipientes con tapa para evitar que se contaminen, que hayan derrames de líquidos o que el frio los afecte.
Es importante ubicar los productos en orden de caducidad, disponiendo los que estén más próximos a vencer en la parte delantera, así se aplica lo que en cocina profesional se llama "Peps": primero que entra, primero que sale.
Los cajones son ideales para las frutas y las verduras. Éstos deben ir fuera de las bolsas de supermercado o en su defecto, hay que perforarlas para permitir que circule el oxígeno y lograr que duren más tiempo.
Las verduras de hoja como las lechugas, hierbas y espinacas frescas en general durarán más si se envuelven en papel de cocina y se reemplazan cada dos o tres días.
No piense en su nevera como despensa. Es un error común creer que algunos productos se conservarán mejor en la heladera y no siempre es así. El frío, por ejemplo, daña las membranas de los tomates y hace que su pulpa se vuelva insípida. Tampoco debe meterse en el frigorífico ajo, papas, cebollas, aguacates o plátanos. De esta forma, además se libera espacio, que no suele sobrar.
No se recomienda guardar alimentos o recipientes calientes. Contrario a lo que muchos piensan no es que el alimento se descomponga, lo que sucede es que los cambios drásticos de temperatura pueden sobrecargar o afectar el buen funcionamiento de la nevera.
Tampoco es recomendable sobrecargar los estantes de la nevera de una manera desequilibrada. Esto quiere decir, mucho arriba y poco abajo o viceversa, porque esto limitará la circulación del aire frío, el cual se distribuirá de forma desigual, lo que puede llegar a afectar la conservación de la comida.
Hay que tener cuidado, además, con la posibilidad de que alimentos crudos y cocinados se toquen. Estos últimos han sido higienizados, tras pasar por calor, y se pueden contaminar con bacterias de los productos que no han estado encima de los fogones, informa la guía Consumer Eroski. Es lo que se denomina contaminación cruzada.
Es una buena idea también colocar una etiqueta para saber cuál fue la fecha en que se abrió el paquete o frasco, para no ingerir aquellos que ya lleven mucho tiempo guardados (en el caso de no tener fecha de caducidad). El pan, por ejemplo, no debe estar más de tres meses, la mayonesa o el pudin se cortan, la leche se descompone.
Por otra parte es muy importante saber usar el electrodoméstico. Cada vez que se abre la nevera se pierde hasta un tercera parte del aire helado, según Twenergy, el portal de eficiencia energética de Endesa (empresa española que opera en los sectores eléctrico y gasístico). Y donde esto se hace más evidente es en la puerta. Por ello, allí deben colocarse bebidas, salsas o mantequilla, que aguantan bien con menos frío. Eso sí: no es lugar para la leche que debe guardarse en un lugar con temperatura estable, como los anaqueles centrales.
Orden a 4 C
Una vez al mes, desocupa por completo la nevera y límpiala con una mezcla de agua y bicarbonato con la ayuda de un trapo o esponja suave.
La nevera es un espacio muy importante porque permite que los alimentos se mantengan frescos y duren más tiempo en buenas condiciones. Es fundamental entonces dejarla bien ordenada y tener la precaución de colocar los recipientes y envases como corresponde.
No llenarla al tope y no permitir que los alimentos toquen las paredes o puerta, tampoco entre sí.
Guarda las sobras de la cena en recipientes.
Ordena cada vez que llegas de hacer la compra.
Etiqueta los alimentos.
Repite el proceso de limpieza una vez al mes.
Reparte la comida según las zonas específicas según sus requerimientos.
Cambia los envases de plástico por los de vidrio para conservar mejor los alimentos y no alterar su sabor.
Guarda las hierbas (albahaca, perejil, menta, romero, etc) en un papel toalla húmedo.
Evita los malos olores. Para evitar que la nevera huela mal, puedes colocar un pan duro al fondo de la misma, jugo de limón en un recipiente o poner un contenedor con bicarbonato.
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