por NÉSTOR LUIS LLABANERO | imagen: WWW.SHUTTERSTOCK.COM | DOMINGO 21 DE FEBRERO DE 2016
"Toma mucho malojillo con limón para la fiebre y el catarro", "El jengibre te cura esa garganta irritada, pero cuidado con abusar porque puede subirte la tensión", "La tabasca es buena para las articulaciones", "Con el toronjil superas esa tristeza", "¿La moringa? ¡Ah no, esa sirve para todo!".
El venezolano tiene un remedio casero para casi cualquier síntoma que el cuerpo anuncie como enfermedad. Pero, en cuanto a la moringa, esta parece haberse convertido, por la fuerza de las redes sociales, en el "milagro" que no se encuentra en forma de medicamento en las farmacias. De ahí que, en el mundo de las hierbas, haya concentrado la atención criolla.
Su popularidad viene impulsada también porque la han promocionado, desde las esferas más altas del poder político del país, como una forma segura de contrarrestar males; entre estos, la hipertensión, el estrés y la angustia.
A su larga lista de beneficios, a la moringa se le imputa un efecto positivo en el reforzamiento del sistema inmunológico humano y se le estima como un potente complemento en el control de los valores de triglicéridos y colesterol. Toda una supuesta artillería a favor de la salud del hombre.
Ynés Urbina, ama de casa de 42 años de edad, cuenta que cada noche hace una toma caliente y la consume antes de ir a la cama. Su cuerpo, que por años ha formado en un gimnasio y que ha alimentado con las normas del balance nutricional, funciona adecuadamente. Sin embargo, de un tiempo para acá pone su "fe" en el brebaje.
Antes de asumir esta costumbre, su sueño se sostenía durante ocho horas continuas. Y eso sigue ocurriendo. Urbina opina que, según su estilo de vida, no requeriría del consumo de moringa. No obstante, acude de forma diaria a su cocina a realizar su rutina de bebida. "Al menos me sirve como prevención", justifica su nuevo hábito.
En fin, en torno a la hierba existe una creencia de aparente solución a males humanos que, por aquello de la escasez, algunos no encuentran en las despensas de los establecimientos expendedores de salud, pero sí en casas naturistas, y si no, en un árbol plantado en el patio de la casa.
En la alta valoración de la moringa ha influido el reconocimiento sin aval científico de personas con credibilidad mediática (pero con desconocimiento del protocolo de la ciencia) que la han bautizado, incluso, como el árbol que regala la ‘eterna juventud'.
El uso de esta planta, cuyo origen estaría en el suelo de India, Filipinas y el continente africano, se observa cada vez más recurrente en países occidentales.
Paraguay y Argentina tendrían las tierras más generosas para su siembra. Mientras que en la isla de Cuba se han establecido cultivos impulsados por sus mandatarios que, según el portal de BBC Mundo, la habrían señalado como "el secreto de la desnutrición".
Mientras continúa el debate alrededor de la moringa, algunas personas exploran su uso, en ocasiones sin que medie una indicación médica, salvo las recomendaciones que surgen de conversaciones entre vecinos, a veces con achaques circulatorios o con imposibilidad de conciliar el sueño nocturno.
Pero para un sector de la población, apegado al rigor de la medicina, la utilización de las hierbas en Venezuela puede interpretarse como el grito de desespero de quienes no consiguen en droguerías lo recetado por los profesionales de la salud.
Desde la Federación Farmacéutica de Vene- zuela, Fefarven, se calcula que hoy existe en el país "una escasez de casi 80 por ciento" de medicamentos. Esto, de acuerdo con lo declarado por su presidente, Feddy Ceballos, en televisión nacional. ¿Suficiente argumento para recurrir a las hierbas?
"Es extremadamente peligroso afirmar o aceptar que los remedios naturistas son sustitutos de los medicamentos o fármacos elaborados bajo rigurosas normas y controles de calidad", advierte José Félix Oletta López, especialista en Medicina Interna y profesor universitario.
En esto coincide su colega Trina Navas, médico internista del Hospital General del Oeste Doctor José Gregorio Hernández, recinto ubicado en Los Magallanes de Catia, quien recuerda que los profesionales de formación académica emiten una opinión basada en el método científico.
Son profesionales que, a diferencia de quienes apuestan por los remedios de hierbas, dice Navas, tienen comprobación de los hechos a través de investigaciones que permiten sacar conclusiones para exponer a una persona a medicamentos y a sus efectos con la mejor aproximación a una consecuencia benéfica.
Para esta experta, ninguno de los requisitos como control de calidad, verificación periódica de los efectos, beneficio final y adecuación de los principios universales aceptados en Medicina, han sido aplicados a los productos naturales vendidos en el comercio informal, por lo cual carecen, casi siempre, de registros sanitarios.
"Aunque se le adjudiquen múltiples beneficios, la moringa no es un alimento", sentencia Lesbia González, nutricionista y dietista egresada de la Universidad Central de Venezuela.
"Yo le denominaría como producto natural, cuyo compuesto es producido por un organismo vivo encontrado en la naturaleza, que al ser sometido a procesos químicos se transforma en algo que poco o nada tiene de natural".
González dice, sin embargo, que aunque la planta sea comestible y que muchos le reconozcan propiedades diuréticas y antioxidantes, o que la difundan como un acelerador del metabolismo y hasta hablen de su capacidad para eliminar los residuos tóxicos producidos en el organismo, su administración debe estar supervisada por un profesional de la salud. No por un expendedor de hierbas.
"La moringa puede ser perjudicial en algunos pacientes", determina la también dietista. "Ingerida en grandes cantidades ocasiona problemas gástricos tales como diarrea, dispepsia y náuseas. Por eso no se recomienda ingerirla en ayunas. Además, por su alto contenido de Vitamina A, consumirla en exceso durante el embarazo podría ocasionar malformaciones en el bebé".
Si bien algunas personas, como el caso de Ynés Urbina, la consumen a modo de brebaje nocturno para conciliar el sueño, la nutricionista González señala que no debe ingerirse durante la noche. También queda negada a quienes utilizan somníferos. La razón la ofrece esta especialista: "Ocasiona insomnio".
El venezolano tiene un remedio casero para casi cualquier síntoma que el cuerpo anuncie como enfermedad. Pero, en cuanto a la moringa, esta parece haberse convertido, por la fuerza de las redes sociales, en el "milagro" que no se encuentra en forma de medicamento en las farmacias. De ahí que, en el mundo de las hierbas, haya concentrado la atención criolla.
Su popularidad viene impulsada también porque la han promocionado, desde las esferas más altas del poder político del país, como una forma segura de contrarrestar males; entre estos, la hipertensión, el estrés y la angustia.
A su larga lista de beneficios, a la moringa se le imputa un efecto positivo en el reforzamiento del sistema inmunológico humano y se le estima como un potente complemento en el control de los valores de triglicéridos y colesterol. Toda una supuesta artillería a favor de la salud del hombre.
Ynés Urbina, ama de casa de 42 años de edad, cuenta que cada noche hace una toma caliente y la consume antes de ir a la cama. Su cuerpo, que por años ha formado en un gimnasio y que ha alimentado con las normas del balance nutricional, funciona adecuadamente. Sin embargo, de un tiempo para acá pone su "fe" en el brebaje.
Antes de asumir esta costumbre, su sueño se sostenía durante ocho horas continuas. Y eso sigue ocurriendo. Urbina opina que, según su estilo de vida, no requeriría del consumo de moringa. No obstante, acude de forma diaria a su cocina a realizar su rutina de bebida. "Al menos me sirve como prevención", justifica su nuevo hábito.
En fin, en torno a la hierba existe una creencia de aparente solución a males humanos que, por aquello de la escasez, algunos no encuentran en las despensas de los establecimientos expendedores de salud, pero sí en casas naturistas, y si no, en un árbol plantado en el patio de la casa.
En la alta valoración de la moringa ha influido el reconocimiento sin aval científico de personas con credibilidad mediática (pero con desconocimiento del protocolo de la ciencia) que la han bautizado, incluso, como el árbol que regala la ‘eterna juventud'.
El uso de esta planta, cuyo origen estaría en el suelo de India, Filipinas y el continente africano, se observa cada vez más recurrente en países occidentales.
Paraguay y Argentina tendrían las tierras más generosas para su siembra. Mientras que en la isla de Cuba se han establecido cultivos impulsados por sus mandatarios que, según el portal de BBC Mundo, la habrían señalado como "el secreto de la desnutrición".
Mientras continúa el debate alrededor de la moringa, algunas personas exploran su uso, en ocasiones sin que medie una indicación médica, salvo las recomendaciones que surgen de conversaciones entre vecinos, a veces con achaques circulatorios o con imposibilidad de conciliar el sueño nocturno.
Pero para un sector de la población, apegado al rigor de la medicina, la utilización de las hierbas en Venezuela puede interpretarse como el grito de desespero de quienes no consiguen en droguerías lo recetado por los profesionales de la salud.
Desde la Federación Farmacéutica de Vene- zuela, Fefarven, se calcula que hoy existe en el país "una escasez de casi 80 por ciento" de medicamentos. Esto, de acuerdo con lo declarado por su presidente, Feddy Ceballos, en televisión nacional. ¿Suficiente argumento para recurrir a las hierbas?
"Es extremadamente peligroso afirmar o aceptar que los remedios naturistas son sustitutos de los medicamentos o fármacos elaborados bajo rigurosas normas y controles de calidad", advierte José Félix Oletta López, especialista en Medicina Interna y profesor universitario.
En esto coincide su colega Trina Navas, médico internista del Hospital General del Oeste Doctor José Gregorio Hernández, recinto ubicado en Los Magallanes de Catia, quien recuerda que los profesionales de formación académica emiten una opinión basada en el método científico.
Son profesionales que, a diferencia de quienes apuestan por los remedios de hierbas, dice Navas, tienen comprobación de los hechos a través de investigaciones que permiten sacar conclusiones para exponer a una persona a medicamentos y a sus efectos con la mejor aproximación a una consecuencia benéfica.
Para esta experta, ninguno de los requisitos como control de calidad, verificación periódica de los efectos, beneficio final y adecuación de los principios universales aceptados en Medicina, han sido aplicados a los productos naturales vendidos en el comercio informal, por lo cual carecen, casi siempre, de registros sanitarios.
"Aunque se le adjudiquen múltiples beneficios, la moringa no es un alimento", sentencia Lesbia González, nutricionista y dietista egresada de la Universidad Central de Venezuela.
"Yo le denominaría como producto natural, cuyo compuesto es producido por un organismo vivo encontrado en la naturaleza, que al ser sometido a procesos químicos se transforma en algo que poco o nada tiene de natural".
González dice, sin embargo, que aunque la planta sea comestible y que muchos le reconozcan propiedades diuréticas y antioxidantes, o que la difundan como un acelerador del metabolismo y hasta hablen de su capacidad para eliminar los residuos tóxicos producidos en el organismo, su administración debe estar supervisada por un profesional de la salud. No por un expendedor de hierbas.
"La moringa puede ser perjudicial en algunos pacientes", determina la también dietista. "Ingerida en grandes cantidades ocasiona problemas gástricos tales como diarrea, dispepsia y náuseas. Por eso no se recomienda ingerirla en ayunas. Además, por su alto contenido de Vitamina A, consumirla en exceso durante el embarazo podría ocasionar malformaciones en el bebé".
Si bien algunas personas, como el caso de Ynés Urbina, la consumen a modo de brebaje nocturno para conciliar el sueño, la nutricionista González señala que no debe ingerirse durante la noche. También queda negada a quienes utilizan somníferos. La razón la ofrece esta especialista: "Ocasiona insomnio".
El poder de las ramas
La nutricionista Lesbia González dice que las hierbas (menta, romero, perejil, cilantro, eneldo, tomillo, hinojo, orégano, mejorana y salvia, entre otras) contienen una alta proporción de sales minerales y de vitaminas cuando son frescas y que a sus esencias aromáticas hay que sumar importantes propiedades nutritivas y terapéuticas.
Las hierbas aportan calorías. Esta condición debe considerarse al preparar grandes cantidades de comidas. "Además, si son envasadas y tienen el añadido de sal podrían ocasionar problemas a las personas que presentan hipertensión arterial o problemas renales o cardiovasculares".
González calcula que cada 100 gramos de albahaca aportan 233 calorías. Así, el cilantro y el eneldo, 23 calorías; la mejorana, 271 calorías; la menta, 70 ; el perejil, 37 y 210 de de alcio; el romero, 131, y la salvia, 315 calorías.
Pero el número de calorías no debe ser un impedimento para su consumo, porque también tienen otros beneficios, señalados por esta especialista en nutrición. "Por ejemplo, la albahaca tiene la propiedad de ser antiespasmódica, digestiva y estimulante. El estragón favorece la digestión y es un gran diurético. El hinojo es diurético, estimulante y digestivo. La menta constituye un magnífico tónico, estimula la digestión, mejora la gastritis y ayuda en los problemas del hígado y la vesícula biliar".
González apunta que el orégano y la mejorana son utilizados más secos que frescos y entre sus propiedades se cuentan las de ser estupendos tónicos y digestivos. "En infusión, el orégano ayuda a combatir las molestias de los catarros e infecciones de las vías respiratorias".
El perejil, rico en vitaminas A y C y en calcio, hierro y manganeso, es un diurético y antipirético, un combativo de la fiebre. A su vez, el romero está indicado contra las afecciones hepáticas y digestivas.
Y, en medicina natural, Lesbia González recuerda que el tomillo está recomendado contra infecciones de las vías respiratorias, como calmante de la tos y como estimulante de la circulación capilar.
Las hierbas aportan calorías. Esta condición debe considerarse al preparar grandes cantidades de comidas. "Además, si son envasadas y tienen el añadido de sal podrían ocasionar problemas a las personas que presentan hipertensión arterial o problemas renales o cardiovasculares".
González calcula que cada 100 gramos de albahaca aportan 233 calorías. Así, el cilantro y el eneldo, 23 calorías; la mejorana, 271 calorías; la menta, 70 ; el perejil, 37 y 210 de de alcio; el romero, 131, y la salvia, 315 calorías.
Pero el número de calorías no debe ser un impedimento para su consumo, porque también tienen otros beneficios, señalados por esta especialista en nutrición. "Por ejemplo, la albahaca tiene la propiedad de ser antiespasmódica, digestiva y estimulante. El estragón favorece la digestión y es un gran diurético. El hinojo es diurético, estimulante y digestivo. La menta constituye un magnífico tónico, estimula la digestión, mejora la gastritis y ayuda en los problemas del hígado y la vesícula biliar".
González apunta que el orégano y la mejorana son utilizados más secos que frescos y entre sus propiedades se cuentan las de ser estupendos tónicos y digestivos. "En infusión, el orégano ayuda a combatir las molestias de los catarros e infecciones de las vías respiratorias".
El perejil, rico en vitaminas A y C y en calcio, hierro y manganeso, es un diurético y antipirético, un combativo de la fiebre. A su vez, el romero está indicado contra las afecciones hepáticas y digestivas.
Y, en medicina natural, Lesbia González recuerda que el tomillo está recomendado contra infecciones de las vías respiratorias, como calmante de la tos y como estimulante de la circulación capilar.
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