Ninguna mentira dura para siempre
Científicos de Yale descubren la estafa de una cena ocurrida en 1951
Los investigadores derrumbaron el mito de una famosa comida de exploradores donde, decían, habían comido mamut.
Muestra analizada por los científicos de Yale CORTESÍA PLOS
GIULIANA CHIAPPE | EL UNIVERSAL
martes 16 de febrero de 2016 12:00 AM
Hace 64 años, los aventureros miembros de The Explorer Club seguramente saltaban de felicidad al saber que, en la cena anual de su clan, probarían algo insólito: carne prehistórica de mamut. Los organizadores dijeron luego que era de Megatheurium, una pereza gigante que desapareció hace ocho mil años, pero igual se trataba de un menú muy raro.
Hoy, científicos de la Universidad de Yale comprobaron que aquella noche de 1951 no comieron ni mamut ni pereza prehistórica. Lo que "degustaron" los deThe Explorer Club fue simple tortuga marina, nada extinta y cazada en esos días. La investigación fue publicada en la revista científica PloS con el título ¿Se sirvió mamut o megatherium para cenar en The Explorers Club? y la historia de este gran fiasco la reseñó el diario español El País.
Los miembros de The Explorer Club estaban acostumbrados a comer cosas raras en sus cenas anuales. Por ejemplo, sustituían la aceituna del Martini por el ojo de una cabra. Pero ofrecer carne de un animal prehistórico tiene que haber roto todos los cánones esperados por esos curiosos paladares. Hoy se sabe que todo fue un fraude o, en el mejor de los casos, una ¿broma?
Los investigadores Jessica Glass, Matt Davis, Timothy Walsh, Eric Sargis y Adalgisa Caccone, analizaron una muestra de lo que se comió esa noche de 1951 en el hotel Roosevelt de Nueva York. ¿Cómo obtuvieron ese pedazo de carne supuestamente prehistórica? Fácil: estaba en el mismo museo de su misma Universidad de Yale.
Resulta que el taxidermista Paul Howes era miembro de The Explorer Club y esa noche no podía asistir a la cena. Como no quería perderse la carne prehistórica, pidió que le enviaran una muestra. Quizás la probó, o quizás no, pero lo cierto es que conservó una parte en formol. La curiosa conserva fue despachada luego al museo Bruce de Greenwich, donde trabajaba Howes. Medio siglo después fue enviado a Yale.
Matt Davis, uno de los investigadores del trabajo publicado en PloS es miembro actual de The Explorer Club y siempre le habían hablado de aquella famosa cena. Y como no es imposible comer carne prehistórica (algunos pocos exploradores lo han hecho) decidieron analizar la famosa muestra.
Y tumbaron el mito. Ni mamut, ni pereza gigante. Nada prehistórico. En esa cena "mítica" se sirvió tortuga marina aderezada con una dosis de publicidad engañosa y, de contorno, mucha credulidad.
Hoy, científicos de la Universidad de Yale comprobaron que aquella noche de 1951 no comieron ni mamut ni pereza prehistórica. Lo que "degustaron" los deThe Explorer Club fue simple tortuga marina, nada extinta y cazada en esos días. La investigación fue publicada en la revista científica PloS con el título ¿Se sirvió mamut o megatherium para cenar en The Explorers Club? y la historia de este gran fiasco la reseñó el diario español El País.
Los miembros de The Explorer Club estaban acostumbrados a comer cosas raras en sus cenas anuales. Por ejemplo, sustituían la aceituna del Martini por el ojo de una cabra. Pero ofrecer carne de un animal prehistórico tiene que haber roto todos los cánones esperados por esos curiosos paladares. Hoy se sabe que todo fue un fraude o, en el mejor de los casos, una ¿broma?
Los investigadores Jessica Glass, Matt Davis, Timothy Walsh, Eric Sargis y Adalgisa Caccone, analizaron una muestra de lo que se comió esa noche de 1951 en el hotel Roosevelt de Nueva York. ¿Cómo obtuvieron ese pedazo de carne supuestamente prehistórica? Fácil: estaba en el mismo museo de su misma Universidad de Yale.
Resulta que el taxidermista Paul Howes era miembro de The Explorer Club y esa noche no podía asistir a la cena. Como no quería perderse la carne prehistórica, pidió que le enviaran una muestra. Quizás la probó, o quizás no, pero lo cierto es que conservó una parte en formol. La curiosa conserva fue despachada luego al museo Bruce de Greenwich, donde trabajaba Howes. Medio siglo después fue enviado a Yale.
Matt Davis, uno de los investigadores del trabajo publicado en PloS es miembro actual de The Explorer Club y siempre le habían hablado de aquella famosa cena. Y como no es imposible comer carne prehistórica (algunos pocos exploradores lo han hecho) decidieron analizar la famosa muestra.
Y tumbaron el mito. Ni mamut, ni pereza gigante. Nada prehistórico. En esa cena "mítica" se sirvió tortuga marina aderezada con una dosis de publicidad engañosa y, de contorno, mucha credulidad.
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