"Logré hacer de una afición un modelo de negocio rentable"
Juan Montemayor ideó once productos artesanales teniendo como base el ají
Montemayor es conocido como el maestro ajicero GEORGINA SVIEYKOWSKY
EL UNIVERSAL
jueves 28 de mayo de 2015 12:00 AM
Juan Montemayor es arquitecto y por años ha trabajado en una oficina de proyectos de arquitectura. Pero desde hace 5 años convirtió su gusto por el ají en un emprendimiento que ha dado frutos.
"Este es un asunto que me viene de familia. Mi abuelo era andino, de Chejendé (Trujillo), y de pequeño yo veía como se sentaba a la cabecera de la mesa, con el ajicero en mano, y se lo echaba a la sopa. Él quedaba extasiado, y yo pensaba, aquí tiene que haber una magia, algo que yo no entiendo. Después descubrí que sí, que lo maravilloso del ají es que genera endorfinas, produce una sensación de bienestar y plenitud, como comer chocolate o hacer ejercicio".
Montemayor tenía sus ajiceros en casa para consumo personal, pero nunca pensó convertirlo en algo comercial, hasta que en una verbena del colegio de su hijo quedaba un quiosco vacío y lo invitaron a participar. "El primer día no vendí nada. Pero el segundo decidí dejar cuatro frascos de picante en el quiosco de las hamburguesas. Para comprar algo tienes que conocerlo. Ese día, de 80 frascos, solo quedaron 10". Comenzó haciendo degustaciones en su casa, primero vendía un frasquito a la semana, luego cinco. El producto fue gustando. El año pasado vendió 8.500 frascos, más de una tonelada y media de ajíes procesados. "Logré hacer de una afición un modelo de negocio rentable, con metas cumplibles.Yo me tracé un objetivo: pagar la educación de mi hijo a punta de vender frasquitos de picante, he logrado costear eso y otras cosas más".
Para Montemayor, un emprendedor tiene que tener la capacidad de crear, creer en lo que hace y divertirse. Él ha ideado once productos artesanales teniendo como base el ají y piensa que la aceptación que ha conseguido se debe a que hay una parte de él metida en cada frasco.
Su emprendimiento tiene también un sentido pedagógico: enseñarle a la gente que hay varios tipos de ajíes con usos exitosos, que es posible hacer un producto autóctono y que el picante no es dolor sino una forma de estimular el paladar. "Cuando es natural y con pocos conservantes la sensación es otra". Los productos Montemayor ofrecen ají dulce, amarillo, verde, rojo, morado. También están los que tienen fondo de fruta: piña, guayaba, ciruela y tamarindo. Más información: en @maestroajicero / montemayor.ccs@gmail.com. DM
"Este es un asunto que me viene de familia. Mi abuelo era andino, de Chejendé (Trujillo), y de pequeño yo veía como se sentaba a la cabecera de la mesa, con el ajicero en mano, y se lo echaba a la sopa. Él quedaba extasiado, y yo pensaba, aquí tiene que haber una magia, algo que yo no entiendo. Después descubrí que sí, que lo maravilloso del ají es que genera endorfinas, produce una sensación de bienestar y plenitud, como comer chocolate o hacer ejercicio".
Montemayor tenía sus ajiceros en casa para consumo personal, pero nunca pensó convertirlo en algo comercial, hasta que en una verbena del colegio de su hijo quedaba un quiosco vacío y lo invitaron a participar. "El primer día no vendí nada. Pero el segundo decidí dejar cuatro frascos de picante en el quiosco de las hamburguesas. Para comprar algo tienes que conocerlo. Ese día, de 80 frascos, solo quedaron 10". Comenzó haciendo degustaciones en su casa, primero vendía un frasquito a la semana, luego cinco. El producto fue gustando. El año pasado vendió 8.500 frascos, más de una tonelada y media de ajíes procesados. "Logré hacer de una afición un modelo de negocio rentable, con metas cumplibles.Yo me tracé un objetivo: pagar la educación de mi hijo a punta de vender frasquitos de picante, he logrado costear eso y otras cosas más".
Para Montemayor, un emprendedor tiene que tener la capacidad de crear, creer en lo que hace y divertirse. Él ha ideado once productos artesanales teniendo como base el ají y piensa que la aceptación que ha conseguido se debe a que hay una parte de él metida en cada frasco.
Su emprendimiento tiene también un sentido pedagógico: enseñarle a la gente que hay varios tipos de ajíes con usos exitosos, que es posible hacer un producto autóctono y que el picante no es dolor sino una forma de estimular el paladar. "Cuando es natural y con pocos conservantes la sensación es otra". Los productos Montemayor ofrecen ají dulce, amarillo, verde, rojo, morado. También están los que tienen fondo de fruta: piña, guayaba, ciruela y tamarindo. Más información: en @maestroajicero / montemayor.ccs@gmail.com. DM
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