martes 19 de mayo de 2015  12:00 PM
Si la gastronomía venezolana tuviera que resumirse en un nombre y un apellido, este podría ser Armando Scannone.

Su aporte constante al acervo venezolano se hizo tangible con "Mi cocina a la manera de Caracas", el libro rojo publicado hace más de 30 años, que pudo darle identidad y organización a la culinaria venezolana, logrando ese orden tan necesario a recetarios y técnicas de los fogones locales y con la rigurosidad que sólo un ingeniero, como él, podía darle.

Si sólo hubiera publicado su libro rojo, ya sería suficiente aporte a la gastronomía venezolana. Pero Armando Scannone no se detuvo allí: continuó investigando sobre sabores autóctonos y plasmándolos en recetarios y publicaciones en paralelo con su actividad como directivo fundador de la Academia Venezolana de Gastronomía.

Y es en esos muchos libros donde, quizás, se encuentra su verdadero logro: colar las recetas venezolanas en los hogares, con preparaciones probadas "que siempre quedan perfectas" e ingredientes nuestros. En las casas están los libros rojo, azul o amarillo, las versiones editoriales puntuales de postres, dulces o salados y las publicaciones que, capitaneadas como siempre por el mismo don Armando, se adaptan a la vida moderna: el libro verde con recetas de menos calorías que las comunes y el anaranjado, para que las viandas de la escuela y el trabajo sean saludables.

Don Armando cumplirá 93 años en agosto de este año. Nació en 1922, fue uno de los nueve hijos de Antonio Scannone y Antonieta Tempone de Scannone, criados en una casa donde la cocina era el alma familiar, con un amplio repertorio de veinte o treinta platos que se rotaban con frecuencia en la mesa y que eran preparados por cocineras venezolanas. Quiso la suerte que todas estas condiciones se confabularan para encontrarse con un niño de sensible paladar que desde pequeño supo descubrir un tesoro en cada bocado y que, desde muy joven, decidió trabajar para que ese repertorio de sabores nunca se perdiera.